lunes, 12 de mayo de 2008

Gianni II: La ventana mágica.

Gianni y tía Bruna en la playa (¿Anzio quizás?) alrededor de 1946


De los mismos años, una historia más risueña y con final feliz, aunque la tragedia representada aparezca como verdadero telón de fondo.

La tía Bruna, la hermana de Ada, mi abuela la Nonna, la misma tía que pronosticó el día que yo nací que sería presidente de la Argentina, repartiendo cintas celestes y blancas a quien se le cruzara (tía que no llegué a conocerte más que en eufóricos relatos de tu alegría desbordante: ¿qué destino cruel esperabas para este humilde servidor?), la querida y desconocida por mí tía Bruna, la "loca linda" de la familia, llevó a mi papá-niño a la ópera a ver Tosca, y ya nada volvería a ser igual para él, el espectáculo se le metió en el alma para siempre.

La obra transcurre enteramente en el Castell Sant'Angelo, distante a unas treinta cuadras de la casa de los Lunadei, en el centro de Roma, a orillas del río Tiber. El último acto transcurre en la terraza del castillo, Cavaradossi, el amado de Tosca, está preso allí; el malvado Scarpa lo encerró sabiendo de sus actividades revolucionarias y lo condenó a muerte. Scarpa desea perversamente a Tosca. En el acto anterior la muchacha va al despacho de Scarpa a rogar por la vida de su amor. El villano despreciable le pide a la joven la entrega de su cuerpo a cambio de simular la ejecución de Cavaradossi, programada para un rato más tarde, con balas de salva. Tosca accede, asegurándose de que Scarpa firme un papel en el que se supone que dará la orden, sin saber que el malvado miente. Cuando él, en un repugnante abrazo se dispone a poseer el cuerpo deseado con lascivia, Tosca recibe el abrazo apuñalando heroicamente al perverso, quien muere en sus brazos. Ella huye a avisar a su amado de la supuesta simulación que éste debe hacer, sin que nadie advierta aún el asesinato. Tosca le da las intrucciones a Cavaradossi, quien una escena antes canta una de las áreas más hermosas de la obra "E lucevan le stelle", donde evoca a la amada a quien no verá nunca más. La escenografía espectacular de la ópera reproduce al detalle el castillo, y papá pensó que el teatro era una ventana mágica que mostraba lo que realmente estaba pasando en ese lugar por el que él pasaba siempre. Desde ya, la historia era fuerte para un pequeño espíritu sensible como el suyo. Pero los espíritus sensibles se alimentan de las tragedias, y papá estaba fascinado.

La historia continúa, como buena ópera, con el final trágico imaginado: no hay balas de salva, Cavaradossi es fusilado de verdad, mientras Tosca piensa que se trata de una simulación, y observa despreocupada la escena. los soldados se retiran, Tosca espera. Luego de un rato, se le acerca a Cavaradossi, le habla dulcemente, pero él no responde, no se mueve, no respira. Tosca enloquece al comprobar la traición final de Scarpa. Mientras tanto, se descubre el asesinato cometido por la desesperada mujer, un grito lo advierte. Los soldados ascienden a la terraza y reaparecen en escena. Tosca se despide de Cavaradossi muerto, le dice que pronto se reencontrarán, y ante la vista atónita de sus perseguidores se arroja al vacío. La orquesta bate a fondo todos sus instrumentos, y en unos resonantes e inolvidables acordes finaliza la ópera. Telón final. Papá, shoqueado, se quedó mudo, y la tía Bruna pensó que quizás la obra hubiera aburrido al chico.

A la mañana siguiente, al despertar, no pudieron encontrar a papá por ningún lado, ni siquiera en el vecindario. Nunca supe cómo dieron con él, pero lo cierto fue que ya se imaginarán adónde estaba: se había escabullido bien temprano, no había podido dormir, había caminado las treinta cuadras que conocía bien para ver si estaba el cuerpo de Tosca en la vereda, y ni siquiera vio rastros de sangre, ni baldosas rotas por el impacto de la caída. No pudo dejarle una ofrenda, aunque sí le quedó la duda de cómo funcionaba aquella ventana mágica.

Y averiguar eso le llevó el resto de su vida.