jueves, 31 de diciembre de 2009

Goliardos en el mar





Los años nuevos son para mí el festejo más esperado y planificado del resto del año. La cercanía que esta fecha tiene en nuestro hemisferio con las vacaciones de verano nos permite desde hace años pasarlo en lugares diferentes, cercanos o distantes de acuerdo a las posibilidades del momento. De este modo hemos pasado años nuevos particulares y cargados de anécdotas que suelo relatar bastante seguido y que algún día escribiré: en Jerusalén donde nadie lo festeja, en Colonia del Sacramento mirando los resplandores de los fuegos artificiales de la costa del conglomerado urbano de Buenos Aires, en Santiago de Chile, volviendo de recorrer Machu Pichu y del Norte Chile, en Bariloche, comiendo curanto a orillas del lago Nahuel Huapi, o en Pilar a orillas de otro lago junto al que vivimos algunos años; siempre con nuestros hijos, siempre con amigos. Y aunque en los últimos dos años el tratamiento médico persistente, intenso y tenaz que debe seguir mi madre nos hizo pasarlo en Buenos Aires junto a ella, este año, por primera vez en nuestras vidas, lo pasaremos en pareja, solos, sin nuestros hijos, frente al mar.
Es larga la serie de hechos que nos trajeron hasta aquí, desde aquél día en que dejé ese cartelito de "enseguida vuelvo" en este blog. Al estrés habitual de fin de año se le sumaron inconvenientes varios, aunque sin dudas el principal, que se desenvolvió de manera rápida, fue el relacionado con la salud de mi esposa Lilian, a quien le detectaron una lesión superficial operable, que luego de extraerla y analizarla resultó ser un tumor maligno con varias señales de haber sido sacado a tiempo, pero que obliga a una nueva operación que tras sucesivas postergaciones se realizará (eso esperamos) el 5 de enero. Se trataría de una cirugía exploratoria, que confiamos (el plural incluye a los médicos) que confirme la desaparición del mal. En lo que al año nuevo respecta, para cuando en noviembre se planteó este panorama, Lautaro ya tenía armado viajar el 27 de diciembre a la provincia de Salta, a unos mil setecientos kilómetros al Norte de casa. Alentamos decididamente ese viaje porque confirma la herencia cultural de sus padres: esta noche festejará en compañía de su novia Naty y de dos queridísimas amigas suyas, ex compañeras de colegio y por consiguiente ex alumnas mías a quienes recuerdo con especial cariño. Acabo de hablar por teléfono con él y me reconforta saber que hoy prepararán para la cena mi especialidad, cuya receta transmití el año nuevo pasado a Naty: pollo a la cerveza, cocinado al wok chino. Luego pasearán por las calles de Salta, la linda, y mañana a las 7 de la mañana, partirán rumbo a Jujuy.
El año nuevo de nuestra hija Maggie será en casa de amigas, y luego, a las nueve de la mañana del 1° de enero, embarcará a Punta del Este, en Uruguay, junto con su amiga Camila, a encontrarse con Ailén, quien completa un trío inseparable desde los tres años de edad, cuando se conocieron en la escuela. Como se ve, la menor también sigue la tradición de festejar de manera errante y entre amigos, como buena goliarda que es. Hoy, 31 de diciembre, triangulamos comunicaciones entre Salta, Pilar y la costa atlántica bonaerense, adonde nos refugiamos a descansar en una soledad absolutamente buscada, durante unos pocos días que nos quedan, entre los vendavales de diciembre y la esperanza de enero. Nuestro plan es cenar en un restaurante céntrico, hasta antes de la medianoche, luego caminaremos hasta la playa, adonde brindaremos junto al mar. Ahora estoy en la habitación del hotel, con vista a la playa, en un rato partiremos a merendar en un bar con Wi Fi donde postearé este texto, para después ir a caminar otro poco sobre la arena húmeda del atardecer, y luego nos prepararemos para la cena, y el brindis de a dos que renueva la fe en un futuro en común que comenzó también junto al mar, en otro enero de 27 años atrás, cuando nos conocimos.
Es para nosotros un año nuevo fiel a nuestro estilo aventurero y andariego, por lo tanto es un fin de año feliz, más allá de todos los problemas, tanto detallados como no, del último mes y medio, y más allá de las sombras que puedan amenazar, a las que tenemos decidido enfrentar fabricando buenos momentos, alegrías, esperanzas y sueños, siempre con la copa en alto, que sólo desciende en picada para buscar nuestro beso anhelado.
Espero que el 2010 sea un año compartido con todos los que han pasado y suelen pasar por este espacio, adonde cada visita es, créanme, un sobresalto de alegría, porque siempre es bueno en los comienzos de año, renovar el compromiso con todas aquellas cosas que nos hacen felices, y que por lo tanto, se nos hacen indispensables. Espero que este 2010 sea para todos, un año de recompensas para todos aquellos que aman vivir la vida intensamente, como lo hacen todos aquellos que visitan este humilde rincón cargado de historias y sentimientos.


¡FELIZ 2010 PARA TODOS, PARA SEGUIR BRINDANDO POR ESTE PERPETUO REENCUENTRO, POR NUESTROS SUEÑOS, NUESTROS IDEALES, NUESTRAS ESPERANZAS, Y POR SEGUIR RENOVANDO A CADA INSTANTE NUESTRO COMPROMISO CON AQUELLAS COSAS, IDEAS, MEMORIAS, SENTIMIENTOS Y AFECTOS QUE LE DAN SENTIDO A NUESTRA EXISTENCIA!