domingo, 9 de mayo de 2010

Tratando de renacer




Prefacio actualizado

Estos antiaforismos fueron escritos hace más de un año y medio atrás, por lo cual se puede decir que son "inéditos". Creo que lo que me llevó a mantenerlos en estado de borrador, sin publicar, fue su espíriu cínico y sarcástico a la vez, con un ambiguo sabor a desencanto. No es este, necesariamente, el estado de ánimo que me domina en este momento, aunque lo cierto es que los últimos meses fueron particularmente difíciles en lo personal, y esto no dejó de hacerse visible en las últimas entradas. Son diversas las razones anímicas, afectivas, estéticas e intelectuales que me llevan a un replanteo acerca de los objetivos, el destino y la identidad de este espacio. La conclusión es que a veces es necesario alejarse para ver mejor las cosas y quizás encontrarles un sentido más claro. Mientras tanto, doy vida a este impasse rescatando algunos inéditos y republicando algunos viejos textos casi olvidados de éste y otros espacios. En todo caso, lo que intento en un momento de replanteos generales, es retomar un contacto involuntariamente abandonado, preparando el terreno para lo nuevo, para un renacer del espíritu y la creatividad, al que quizás la palabra de los amigos ayude a encontrar el camino.
Un abrazo para todos los que en estos meses esperaron que los Goliardos retomaran su accidentada ruta. Hasta entonces, esperando que disfruten de esta pausa reflexiva.





Antiaforismos


Insulta gratuitamente en lo más profundo, donde más duele. No pidas perdón. Las palabras pasarán, pero no la herida. Y entonces te quedarás sólo.


Te miro y no me encuentro en tu mirada. Te escucho y no te creo nada, pero me gusta tu manera de engañar. El desafío es mentirte mejor.


Si veo sufrir a otros, me siento más afortunado. El sufrimiento ajeno es buen consuelo para mis miserias.


Es muy bueno generar una guerra, en especial si los que la pelean por uno, son otros.


Todo para mí, algo de eso para algunos, según mi conveniencia. Doy poco, y pido mucho más de lo que dí en compensación.


No es que disfrutemos de hacer daño a otros, son sólo daños colaterales del éxito propio que ni siquiera empañan nuestro bienestar.


En el país de los ciegos, hay que cegar al tuerto.


Quien siembra tormentas, vende paraguas, pilotos y botas para lluvia.


La traición es el verdadero motor de la historia; Judas fue el mejor agente de prensa de Jesús.


Lo realmente importante no es cultivar la inteligencia, sino que los demás lo crean. Este mundo respeta a los buenos falsificadores.