jueves, 27 de noviembre de 2008

La Ilíada: una experiencia de lectura (Segunda Parte)





Los buenos y los malos



A partir de todo lo expresado anteriormente (V. Primera Parte), la primera observación que se me ocurre hacer como lector de La Ilíada tiene que ver con que los comportamientos moralmente dudosos nos dificultan la identificación con los personajes: no hay "buenos", no hay moral, los supuestos héroes disputan escandalosamente por el botín, no los mueve ningún valor particular, ninguna convicción, sólo los motiva la ambición material y la vanidad propia. Y los dioses no castigan esa miseria, sino que la multiplican en su propio comportamiento ¿Podían los griegos, tan racionales ellos, creer en dioses tan disparatados? Personalmente no lo creo, sino que parece ser que era una manera metafórica de representar lo azaroso de la suerte de los pobres mortales ¿Qué valores morales trasunta entonces la obra? Particularmente creo que ninguno de los que esperaríamos, y esto pone al desnudo que en nuestra época (quizás desde el siglo XVIII o XIX más precisamente), se le pida a la literatura que deje en claro un mensaje, un valor moral. En el caso de esta literatura tan remota, creo que lo que vale es mostrar las cosas como son, caóticas, caprichosas, arbitrarias, trágicas. Una visión realista y cruda, por un lado, disparatada y escandalosamente fantasiosa, por otro. Pero diríamos que en esa fantasía radica lo más crudo, ya que el disparatado comportamiento caprichoso de los dioses, coloca al hombre en el rol de juguete del destino, que aunque haga las cosas bien, necesitará de la suerte para sobrevivir. Una verdadera visión cruel y amoral de la realidad, como a veces la percibimos en los diarios. Si esto lo consideramos así, La Ilíada es más realista que el realismo, porque sabe captar lo azaroso y terrible del mundo real: al prescindir de la justicia poética, de la moraleja, la obra parece refregarnos en la cara que no nos ilusionemos, que en la vida real no hay ni justicia poética ni moraleja. Y ésta no es la visión que tienen los grandes trágicos griegos del siglo V a.C., quienes intentan conciliar el destino caprichoso con el error humano: el destino trágico se conoce de antemano, pero el hombre cometerá un error propio que lo llevará a merecer, de alguna manera, ese destino trágico. En la Ilíada el personaje puede tener un compartamiento ejemplar, a tal punto que el propio Zeus sienta cariño y admiración por él, pero esto no lo liberará de su trágico final inmerecido. Tal es el caso del troyano Héctor, quien a mi modo de entender, es el verdadero héroe de la historia. Esto también constituiría un hecho curioso, ya que se supone que representa al bando enemigo, al menos teniendo en cuenta que ningún erudito postuló la teoría de que Homero fuera troyano (según me informa el insigne helenista Abbas Cucaniensis, recién en este 2008 un erudito alemán postuló algo cercano y despertó una polémica apasionada). También podemos tener en cuenta que el relato está básicamente focalizado en el punto de vista aqueo (griego), por consiguiente, Héctor, en términos de nuestra visión del siglo XX-XXI, es el malo de la película. Pero la lectura parece mostrarnos lo contrario, o al menos, este personaje plantea una contradicción que termina haciendo aparecer como malos a los buenos, ya que es el único que demuestra pelear por un ideal humano elevado y comprensible: salvar a su familia y a su pueblo del desastre. ¿Era, entonces, el mundo homérico el reino del revés? Quién sabe, sí, quién sabe, no, la discusión queda abierta. O simplemente, quizás sea nuestro mundo moderno el que está al revés, después de todo, ¿alguien puede asegurar que los buenos de nuestra película no son más malos que todos los malos anteriores juntos? ¿Y no dicen luchar por la justicia y la libertad?
En conclusión, los buenos-malos del mundo homérico, al parecer, eran más sinceros que los actuales.






Continuará...

9 comentarios:

Isabel Mercadé dijo...

Sigo con entusiasmo tu lectura. Me has recordado algunas de mis primeras impresiones cuando leí "Las metamorfosis" de Ovidio: esa sorpresa ante la amoralidad de los mitos y las narraciones griegas, pero no había vuelto sobre ello. Muchas gracias por tus reflexiones.
Un abrazo.

abbas cucaniensis dijo...

Bueno, estimadísimo, cual mosca al dulce (como dice usté):
Sobre el asunto del destino que mencionaba usté en la primera parte de su letura: habría que llegar al canto (vale decir, rapsodia) XVI, cuando al Dios Capo se le plantea el asunto del hijo Sarpedón. Al parecer El Capo puede (está habilitado) a torcer el destino, pero, según se dice, se ganaría la ojeriza de los otros dioses que siguen a rajatabla, aun en sus intervenciones milagreras, el designio de las Parcas (vale decir Moirai). Es un destino que, se dice en otra parte (o es en Sófocles?) que ni Zeus puede cambiar. Ahora, flor de "gaffe" (o de "blooper", para las generaciones más jóvenes) que se diga de entrada que lo que se cumplía era la voluntad (o consejo? Es decir "voluntad consensuada" (boulé)) de Zeus. La milonga viene a ser, bien mirada, que la Ilíada (y no te digo la Odisea!) son producto de varias manos, que no siempre se avienen entre sí. Por eso, viniendo más al caso, creo que es al pedo buscar una guía moral o ética en la totalidad de la obra. Los griegos leían la Ilíada y la Odisea (que, dicho sea de paso, se supone que fueron codificadas, establecidas en el texto que más o menos tenemos hoy en el siglo VI a.C. por voluntad de Pisístrato, tirano de Atenas antes de la democracia) como en la actualidad se lee la Biblia o el Corán: leídos estos libros de un tirón, resultan incomprensibles, contradictorios, diría una m*rda! Pero, por separado, libro por libro, capítulo por capítulo, versículo por versículo, hay cosas incomparables (literariamente hablando: véanse algunos salmos, el libro de Job, el Eclesiastés) y material para fundamentalistas selectivos de todo tipo. No recuerdo si era Platón o Jenofonte el que mencionaba a un ateniense, bastante pelotudo él, que creía que "Homero" (vaya a saber si existió!) era la fuente de toda sabiduría. Por supuesto, Sócrates lo manda a c*gar (el Sócrates platónico, en el diálogo Laques, es el primero que plantea dilemas éticos respecto del comportamiento de los dioses homéricos, que se sepa). Léase también Ion, donde Platón, al que no le gustaba nada el fundamentalismo homérico, envía a pialar pollitos al vate del título, con la cuestión de si el poeta sabe de veras o se entera de algo porque está "poseído" (enthusiasmenos) por la Musa o los Dioses o vaya a saber qué c*rajo.
En fin, la discusión sobre buenos y malos se la debo. Pero le adelanto: creo que no la hay. La visión general del lector griego (cuál otro?) de la Ilíada era, claro está, helenocéntrica, pero la lectura era tan selectiva que... Uno lee la Biblia y el único justificativo que encuentra para la fundación primitiva de ciudades es la de los hijos de Caín. (Después resulta que Enoc, el fundador de la primera ciudad bíblica es tanto hijo de Caín como nieto o bisnieto de Set!). Así que, da para todo la cosa, como la daba para lo griegos del siglo de Pericles e ainda mais.
Le debo otras reflexiones (sobre la moral, sobre el destino humano -que, visto así, es el tema principal de la Ilíada, sobre el papel fundamental que ocupa la traducción en la difusión de todo esto, sobre el trucho de Raoul Schrott -que usté me bautiza de erudito-, y...), bueno, como decía aquel otro poeta "que tenemos que hablar de tantas cosas, companiero del alma, companiero".
Kai sy khaire!

April dijo...

El señor erudito se me ha adelantado en pensamiento sobre Sarpedon (aclaro, porque ha dicho un trillón de cosas que no se me podrían ocurrir sin previos años de estudio, supongo). Pero bueno, supongo que sabrá MUY bien de donde recuerdo el dichoso nombre del susodicho héroe, no? (adherimos un tono casi irónico y molesto a la frase).
No puedo evitar sentirme influenciada por mi profesor de Literatura (¿Lo conocerá?) cuando hablamos de buenos y malos, pues solo tengo a Hector por un lado y al resto por el otro. Siendo excesivamente sinceros, hoy en día no habria lugar para un Hector de verdad, pero si para un Aquiles o un Paris o un Agamenón. Si hablamos del antes y el después no podríamos hablar de que hubiera cambios muy abruptos en la sociedad o en las tradiciones. Eso si, se supone que ahora se defienden más los derechos humanos, por desgracia hay quienes se creen más humanos que otros, como un tal Atrida lo demuestra ante un tal Aquiles, o un García Ordoñez ante un tal Cid campeador, o como un tal Draco Malfoy ante una tal Hermione Granger.
(Disculpe, el cerebro se de me debe haber derramado en la almohada. ) En definitiva, el mundo ha ido experimentando evoluciones e involuciones en diversos aspectos, antes era común que un jovencito se prestara a un emperador, no? actualmente...
Antes se creía que la tierra era plana y el centro del universo, actualmente si no fuera porque el planeta tierra lo representamos tanto en un mapamundi como en un globo terráqueo los jóvenes podrían perfectamente pensar lo mismo. Decíamos el otro día que la población pareciera venir en una decadencia espeluznante, eso me recuerda: vio alguna vez la película "Idiocracia"? o el vídeo de Korn de "Involution"?
Me desvíe, me desvíe, mala costumbre. En fin, me interesaría ver que otro enfoque abordara acerca de este texto. Quedan dos partes, intentare adivinarlos mentalmente.
Hasta entonces.

Goliardo dijo...

Puntual y atentísima Bel, cuánto me alegra que estés siguiendo estos apuntes de lectura (apenas unos pocos que podrían hacerse) sobre La Ilíada. También me reconforta saber que coincidimos en esa visión de la particular amoralidad de los griegos. Creo que quizás la sumisión al destino, que los dioses mismos quisieran a veces quebrar, da tal vez como resultado esta especie de escepticismo extremo que parece decirnos "hagas lo que hagas, obres como obres, pasará lo que tenga que pasar, porque el azar no premia ni castiga: no tiene moral". Algo de eso es lo que quiero transmitir con esta sencillas notas al margen, y las estás siguiendo muy bien. Gracias por compartirlo.
A propósito de compartir, estoy esperando el cierre de mi año de clases para lanzarme a la búsqueda de la obra de Clarice, siguiendo puntualmente tus recomendaciones. Ya te consultaré y/o comentaré. Otra vez, agradecido.

Goliardo dijo...

¡Penitenciagite, dolcissimo Abbas! Retorna la mosca al dulce, mientras voy preparando más. Estos post son un verdadero pretexto para robarle sus comentarios, y regalarlos a los goliardos amigos ¡No soy más que un manipulador, entonces! Tomémoslo, nada más, como un regalo para la hermandad, en prueba de tal cosa. En realidad, coincido en cuanto a que la cuestión de los buenos y los malos era, quizás, irrelevante, pero no deja de resultarnos desconcertante, en principio, a nosotros, lectores legos, como en mi caso, sobre todo al recuperar mis impresiones de la primera lectura. De todos modos, querido Abbas, esta es, de alguna manera, una charla entre nosotros, que venimos teniendo desde hace como 20 años (entre humos propiciatorios y tragos de negro vino), y que continuará, si los hados no disponen lo contrario, por varios años más. Por lo tanto, me agrada tenerlo por acá, siguiendo la cuestión y acotando todo lo que quiera, ya que gran parte de mis observaciones, con las décadas, se van tiñiendo y entrecruzando con las suyas propias.
Siga todo lo quiera, de mi parte digo a los lectores: PRESTEN MÁS ATENCIÓN A LOS COMENTARIOS DE ABBAS, QUE A LO QUE ESTE SIMPLE SERVIDOR PUEDA ACOTAR. No es vana lisonja, después de todo, Ud. se viene quemando las pestañas hace rato, y tiene una reputación bien ganada. Así siga nomás, que los goliardos siempre escuchan atentamente a sus maestros. Un abrazo de poster de Revista Billiken, entre San Martín y Belgrano.

Salvatore

Goliardo dijo...

Querida April, no le digas erudito al señor Abbas, que me va a retar por (según él) decirles mentiras s mis alumnos, pero entre nosotros (que él no se entere), es así. Es cierto que lleva unos años de lectura hacer las confrontaciones entre textos que hace Abbas, y un dominio de la cuestión que no se logra sino con los años. Esas son cosas (entre otras tantas) que extraño de mi querido amigo, durante años, las cenas con amigos o los asados en casa transcurrieron con este tipo de charlas, mezcladas con asuntos más mundanos, también.
Por mi parte, agradezco una vez más tus comentarios, porque es una inmensa satisfacción soñada por cualquier docente que alguien disfrute de sus clases, y que les dé un rol tan importante dentro de sus lecturas. Sabiendo que tu camino como lectora recorrerá todavía muchísimos parajes, sé que me tocará ser uno entre tantísimos profesores que iras teniendo, pero te confieso que hoy me quedo con el orgullo de darte un empujón para que te reconozcas entre estas letras maravillosas que tanto amamos.
Es un lujo enorme que el destino (¿o quizás los dioses?) me haya dado la oportunidad de contarte entre mis alumnos, y ahora también entre mis lectores. Es casi un acto de ostentación.
Feliz ültimo fin de semana, antes de las vacaciones ¡Aleluyah!

carmen jiménez dijo...

No he podido leer esta entrada tan magnífica con la serenidad que me gustaría, pero así es mi vida. Pero aún así, o por eso mismo, adentrarme en la Ilíada através de tu lectura es un inmenso placer. Si además, tienes comentaristas que la van engrandeciendo...pues sólo puedo decir gracias a todos. Mi aportación queda pendiente cuando mi pensamiento y mi tiempo se pongan de acuerdo. Por el momento hablar de buenos y malos en término amorales es en sí misma una contradicción, así pues, los buenos y los malos sólo se pueden distinguir bajo la moral en turno.
Tienen ustedes que perdonarme por no haber leído la Ilíada y estar en este blog de lujo, pero he leído la Biblia, así por capítulos como aconseja Abbas, creo, y sin duda, es curioso como através de los siglos y de traducciones de unos y otros libros casi sagrados, sus ideas convergen.
Muchas gracias Alejandro por recibirme en tu espacio.
De momento ya has conseguido que recupere la Ilíada de la estantería.

Goliardo dijo...

Hermosa Luna, no hay nada que disculpar. Si no leíste La Ilíada, mejor, los buenos libros saben esperarnos, y el día que lo hagas, espero que nuestra lectura goliárdica la atraviese. Por lo tanto, es un placer hacer de humilde guía, siempre será un honor guiar por nuevas viejas letras a una pluma tan sensible y afilada. Es un gusto recibirte cada vez en esta casa.

Alicia M dijo...

No es fácil escribir un comentario con eruditos de esta calidad. Abbas y mi goliardo son un lujo que hace tiempo que no tengo el gusto de tener cerca. Si, se podría coincidir con ustedes y otros comentaristas (Media Luna)Que los hombres y estos dioses-hombres (que actúan como hombres irresponsables y vengadores...y otras cosas más)no tienen una moral ni mejor ni peor que los actuales. Moral que por otra parte, va cambiando y creo que para mal, con los años. Si, no podemos hacer nada por torcer nuestro destino...por más que tratemos y me parece que estos dioses eran más humanos que nuestro Dios todopoderoso, por ser más imperfectos. Perdón por esta charla tan poco erudita. Como puedo meterme con monstruos, en el mejor sentido, como ustedes? Sólo soy una madre aprendiendo de sus hijos. Besos grandes para vos y para mi recordado Abbas.