martes, 18 de noviembre de 2008

Llanto, silencio y amargura.


Llanto


Es sólo la tristeza que transpira.



Silencio


La madrugada envuelve de luna los aullidos del día. Nos miramos en penumbras. Las palabras duermen.




Amargura


Lilian toma el té sin azucar, para sentir su verdadero sabor ¿Será la alegría el azucar de la vida?






















28 comentarios:

April dijo...

la tristeza que transpira...
me suena a la noche desesperandose, gritando en silencio, quiere abrir la boca pero no puede, quiere agitarse pero esta atada, gimotea con los labios cocidos y parece que no estuviera haciendo nada con espasmos en el pecho. Sudor en frío de la tensión en el aire, de los nervios por la impotencia.

Las palabras duermen
Pareciera que todo esta acabado, el asunto esta cerrado, ya no hay más nada que decir, que hacer, o que pensar.

Y si Lilian es diabética?
Y si no es culpa de Lilian? y si sencillamente le han arrebatado el ultimo paquete en el supermercado? Y si en esta pobreza actual inminente, en esta polarización social, nadie piensa que Lilian pueda necesitar azúcar? si a nadie le interesa que Lilian tenga azúcar? Si Lilian no puede conseguir azúcar? No sé, me sentí indignada por la vida de Lilian. Que mal.

Mi favorito: el primero.
Se nota que me gusta el sentimiento de desesperación? de asfixia? Si se lo pregunta: si, me gusta trabajar bajo presión también.
Escriba algo sobre la locura, me da curiosidad saber que dirá. Es un pedido especial pero al aire, es de los que se atrapan si se quiere.

Retomando comentarios anteriores, estuve pensando que si he de ser profesora sería de Lengua y literatura antes que de filosofia e historia, sabe por que? porque asi mi materia tendria integrador, sería obligatoria, indispensable para la vida, y para bien o para mal se van a tener que acordar de algo que dije, o de lo raro que hablaba, o de lo mal que vestía, o de como se volvieron locos en el integrador. Porque Filosofia no tiene integrador (por ahora) e historia tiene uno solo!
Es un buen argumento?

Besos.

Mi Ser dijo...

me he detenido... he respirado tu espacio con letras simples... me he sentado en los costados de cada imagen meditando sus mensajes...

pocas palabras para tanto que decir... pocas letras para tanto que sentir mi querido Goliardo.. verdad?...

Te Dejo mis huellas en muestra de agradecimiento... de sonrisas en tus textos... de silencios con sentido... de palpitos esparcidos cómplices en virtud de la Palabra.

Abrazos de Sol para Ti.
Mi Ser

Marisa Peña dijo...

Me gustan mucho tus breves aforismos. Condensas los tres temas evocándonos un amplio abanico de sensaciones y sentimientos: llanto, silencio y amargura. Tres ingredientes que siempre nos acompañan. Un abrazo

Anónimo dijo...

Oh!! me conmueve. Dejo buena vibra y para tí un abrazo alegre y saludable!

Anónimo dijo...

Aguante el azucar! Mamá es una amarga :)

Ah! y el llanto no necesariamente tiene que ser tristeza, pueden transpirar otras cosas, nos seas mala onda.

Maggie

Alicia M dijo...

Mas aforismos. Bellos y cortos. Gracias por tu comentario en mi blog. Sabemos que nos queremos desde siempre. Por que será? Un beso para vos y el resto de mis cariños.

Anónimo dijo...

A ver... "el llanto es sólo la tristeza que transpira", en esa tengo que coincidir con su hija. La verdad que prefiero los llantos de alegría que no puede ser contenida (porque hay que admitir que no hay nada más lindo que reir hasta las lagrimas!).
Después, en cuanto al silencio...para ser sincera es algo que me desespera más que el ruido de la ciudad con sus embotellamientos o el caos de un curso lleno de adolescentes gritando. No sé, pero el silencio va con la soledad, con la muerte, y la verdad que no son lindos temas para estar pensando, no?
Por último, la amargura no viene mal de vez en cuando... alguna que otra vez está bueno tomarse un té (o un café preferiría yo) sin azúcar, porque así podemos reconocer y saborear la dulzura cuando realmente esté al alcance de nuestras manos...



prometo que voy a ir! :)

Anónimo dijo...

¡Pero, April, no te indignes tanto por la vida de Lilian, que está casada conmigo, jajaja! Bueno, quizás eso sea como para indignarse por esa desgracia ajena. Ahora en serio, no tenés por qué conocer el dato, entonces lo interesante es esa lectura (o lecturas) que hiciste, que es un formidable ejemplo de este juego: uno escribe algo, quizás no sabiendo muy bien por qué. Otro lo lee, y al decirle lo que entendió, le explica al autor lo que este quiso decir en realidad. El autor se descubre, o al menos se sorprende. Y eso genera nuevas escrituras.
Y mi favorito también es el primero, definiste acertadamente la sensación de asfixia ¡Otro diez para April! Pero éste no se promedia. A propósito: espero que hayas disfrutado la integradora, la hice con cariño para Uds, como revancha por la "desintegradora" del año pasado. Relájense y disfruten el fin de semana. Saludos del profe.

Goliardo dijo...

Gracias, Mi Ser, me dejas una caricia suave de sensibilidad, que deja huellas profundas. Sigamos siendo cómplices de la palabra. Un abrazo con primavera.

Goliardo dijo...

Gracias por tu lectura, querida Marisa. Tal vez la secuencia salió sin querer, pero es cierto que por lo visto se encadenó. Y son ingredientes que nos acompañan, como bien lo decís, y es bueno tratar de hacerlos palabra, entonces, como para exorcizarlos, quizás. Siempre da gusto recibirte en esta casa. Un gran abrazo.

Goliardo dijo...

Maggie, ya sabés lo que contestaría tu madre: "soy tan dulce que no necesito más". Para mí ella es como el té sin azucar que le gusta: no tendrá dulzura, pero tiene mucho sabor. Ahora le pego un mordisco.
En cuanto al llanto, yo lo asocio con la tristeza, a lo otro lo llamo emoción, felicidad, etc. Por ejemplo: vos nunca me hiciste llorar, pero me emocionaste muchas veces, empezando por aquella vez en que te ví nacer ¿No te emocionaste? Besos desde el fondo del corazón, que vuelan con maripositas.

Goliardo dijo...

Gracias por visitar mi casa, querida Lully desnuda. Puedes quedarte como estás, como te muestras en tu casa, no nos molesta. En tu caso siempre será un desnudo artístico. Muchos saludos en bandada.

Goliardo dijo...

Madre querida, vamos a tener que pelearnos un poco, para darle emociones nuevas a los comentarios, pero el problema es que no nos sale... Besos, en medio de un vendaval de exámenes por corregir, que ¡son los últimos! ¡Arriba los corazones!

©Claudia Isabel dijo...

Goliardo, tus breves son reflexiones inteligentes, frescas...
tu palabra es mágica,y como la verdad que de tan simple brilla!
Un gusto enorme leerte.
Abrazos

Isabel Mercadé dijo...

Tomarse el té sin azúcar y sentir su sabor genuino ¿no es en realidad, o al menos para Lilian, la alegría de la vida? Hablas, con pocas palabras, de 3 ¿4? cosas fundamentales. Precioso el poema del silencio.

carmen jiménez dijo...

No hay nada más triste que el llanto de un niño, nada más silencioso que la luna, y nada más dulce que un té sin azúcar:)
Un saludo

Goliardo dijo...

Ceci, gracias por volver. Te repito lo que le dije a Maggie, para mí el llanto es tristeza, lo otro es emoción. De todas formas, no hay palabras precisas que definan ese llanto y que lo distingan del otro. No hay una palabra que defina lo que señalás vos, el reírse hasta las lágrimas. Lo he experimentado, por suerte, innumerables veces, y merece que se escriba algo sobre él. Tampoco "emoción" es una palabra exacta, si vamos al caso, ya que puede designar a un conjunto de sensaciones que produce un sentimiento en nosotros.
De todos modos, me alegro de las cosas que pueden disparar estas pocas palabras. Un saludo desde el alma, alborotado y alegre por tu visita con continuidad.

Goliardo dijo...

Como siempre, volvemos a extender la alfombra roja para recibir a Claudia Isabel (no sé si el rojo combina con el cariño y la admiración, si querés lo cambiamos). Siempre es una satisfacción recibir tus palabras generosas, y recibirte a vos. Me gusta esa idea de que la verdad brilla por simple. Gracias otra vez, grandes abrazos.

PD: ¿Está bien que la alfombra para recibirte sea roja de pétalos de rosa?

Goliardo dijo...

Bel:
Yo, que la conozco a Lilian desde hace 25 años (asusta la cifra, quizás, pero es que yo era muy joven, ella no tanto porque siempre me llevó 5 años, aunque a la vista pareciera al revés), te aseguro que hablas como si la conocieras. Si ella se sienta a tomar su té, es sin dudas su alegría de la vida, pero sin azúcar. Cuando nos conocimos, yo completaba el contraste: lo tomaba con casi medio limón exprimido y seis de azúcar. Quizás ésta sea la anécdota que complementa al texto, breve pero biográfico. Me alegro que te haya gustado el del silencio, porque quería transmitir un silencio bello, hay otros que no lo son, lo que indica que los silencios dicen mucho, hay que aprender a escucharlos. Las persomnas sensibles como tú seguro que saben hacerlo. Te envío un cálido abrazo desde aquí, que cruza mares como una saeta con vuelo propio, en el preciso instante en que mi país juega contra el tuyo la final de la Copa Davis (irrupción de un comentario frívolo). Buena suerte, sin rivalidades, ya que el gusto por el arte no tiene banderas.

Goliardo dijo...

Media Luna, es cierto que el llanto de un niño es el más triste, pero es hermoso poder consolarlo, quizás porque siempre el consuelo sea el lado bello del llanto. Hiciste una buena síntesis de las ideas: es verdad lo del silencio lunar, y en cuanto a lo del té sin azucar... Lilian me lo contagió, y a veces lo tomó así, entonces es el más dulce, porque a veces al azucar lo tenemos en el paladar.
Gracias por pasar por casa, cada vez me gusta más recibirte. Grandes abrazos lunares, Media Luna, ¡después de todo, mi apellido es Lunadei!

Anónimo dijo...

Tu bienvenida me ha hecho dibujar sonrisas en mis labios y, en mi rostro.

Gracias lindo!

Flora Flora dijo...

Esta entrada fue muy buena! Te felicito :)

espero que ande todo bien por ahí Alejandro. Un abrazo y buen finde

©Claudia Isabel dijo...

Goliardo, sos un poeta! es el ADN?
tu padre, tu tio, vos...
Besos miles

carmen jiménez dijo...

He venido a ver si me endulzaba con algún otro té sin azúcar y encuentro en tu comentario siempre bellas palabras para rescatar y guardar.
"El consuelo como el lado bello del llanto".
¡Qué bello!
Un abrazo.
Por cierto que deseaba preguntarte si puedo añadirte a "mis otros mundos"

Goliardo dijo...

Lully, el agradecido soy yo, esta es tu casa. Nos vemos.

Goliardo dijo...

Gracias, Flora querida. Quise pasar por tu blog, pero no lo encontré en tu perfil. Espero poder visitarte pronto. Gracias por tus palabras, espero que el fin de año te esté tratando bien. Besos.

Goliardo dijo...

¡Gracias otra vez, querida Claudia! Siempre tus palabras son muy generosas, sobre todo cuando me ponés a la altura de mi tío o mi viejo. Sólo con esos antecedentes familiares, o ligás algo, o sos el tonto de la familia, jajaja. Es cierto que somos una familia de artistas: mi mamá, la hermana de tío REL, también tiene su blog y es música (canta como los dioses mismos, y además se casó tres veces: una con un locutor, otra con mi viejo, y desde hace más de 30 años con un talentosísimo pianista), y el otro músico de la familia (además del propio Roberto, que también es bueno para eso, además de otras artes más)es mi hijo Laucha, que ahora tiene su blog un poco abandonado. Es decir, en la familia se habla de fútbol, de política, de evocaciones y recuerdos, de la vida, pero por sobre todas las cosas, se discute de arte. No sé si lo haremos bien o mal, pero lo disfrutamos. Y más si lo podemos compartir con otra gente talentosa, venga de la familia que venga, que amplíe la nuestra, aunque sea metafóricamente.
Un gran abrazo de artistas, amiga, hermana y goliarda querida.

PD: Me parece que un día de estos me voy a descolgar con un post de historias familiares, más allá de mi viejo.

Goliardo dijo...

Querida Media Luna, empiezo por contestarte lo último: ¡Sería un honor formar parte de tus Otros Mundos! Lo que ocurre es que sos muy educada y pedís permiso, yo ya te incluí, de atropellado e impulsivo que soy, jajaja. Me alegra la reciprocidad, entonces, porque honestamente, me encanta que haya una ventana de mi casa que comunique con la tuya. Ahora, tu ventana también ve a la mía: ahí te estoy saludando, ¿me ves? (Uy, creo que te distrajiste con un vecino entrometido). ¡Y además me encanta que vengas a endulzarte cuando quieras, y que me dejes saludos! Haré lo propio.
Te mando mil abrazos, suaves como una brisa, fuertes como un ventarrón.