domingo, 14 de marzo de 2010

Resulta que ahora

Desahogo del silencio





Sé que después de haber estado ausente tanto tiempo, esta entrada va a ser extensa y  caótica, pero se comprenderán las circunstancias, tanto del silencio como de este triste regreso. Desde el viernes 12 de marzo por la tarde, mi mamá, Alicia, mi viejita del alma, es parte del aire, del cielo, de los colores más bellos, de los sentimientos más nobles y profundos, de mis sueños, de mis recuerdos y es por siempre la dueña absoluta de mi corazón. Es cierto que la tristeza se apoderó de mi alma, aunque intente honrarla con la alegría que ella misma me pidió, pero no puede faltar este homenaje a una persona tan única entre las únicas, que nos terminó dando un verdadero ejemplo de cómo se debe vivir este regalo que es la vida. Hoy estoy seguro de que si el mundo estuviese lleno de Alicias, viviríamos en un verdadero paraíso terrenal. Entonces, me queda el orgullo de ser su hijo, de haberla tenido todo este tiempo, enseñándome a vivir hasta el final, y ahora guiando mis pasos desde el recuerdo y el milagro que ella misma fue.
Podría contar muchas cosas sobre ella, y es seguro que lo haré en todos los días que me resten por vivir, pero me basta con reseñar la historia de su blog, que tenía el nombre de esta entrada.
Hace cuatro años, en febrero de 2006, una noticia espantosa nos sacudió a todos los que la rodeábamos: luego de amanecer con dolores insoportables (si ella se quejaba era porque dolía de verdad) la internaron de urgencia y le detectaron un tumor entre los dos ovarios, decripto por los mismos médicos como "del tamaño de un pomelo". A los pocos días, confirmaron una metástasis en el hígado. Lo más paradójico y siniestro de la cuestión es que dos meses atrás se había hecho todo tipo de análisis preventivos, a instansias de mi hermana Maysa, y había hecho una gran celebración, fiel a su estilo siempre festivo, porque los resultados habían sido óptimos. Mientras quienes la rodeábamos caíamos en la consternación, ella no perdió tiempo en desesperarse, ni se dejó ganar por la autocompasión ni la resignación. De inmediato entendió que debía enfrentar una durísima batalla por su vida, sabiendo que las posibilidades de ganarla eran pocas, y que además la esperaba un sufrimiento que suele transformar en un infierno la vida de cualquiera. Sin exagerar ni un punto, puedo afirmar que su buen humor no cambió, jamás la vimos deprimida o desanimada, jamás se enojó con la vida ni se quejó de esa burla del destino, y se juramentó ante nosotros, sus seres queridos, que iba a pelear hasta el final, que estaba dispuesta a robarle a la muerte cada día de vida. "Es cierto que siempre a la larga o a la corta gana ella, pero si me piensa llevar a mí, va a salir todo rasguñada, no voy a ser un hueso fácil de roer, no me voy a entregar así como así", nos repitió una y otra vez por esos días, riendo  con su optimismo a toda prueba. Y el escenario no podía ser peor: estaba internada en un hospital público, en un oscuro pabellón junto con otras cuarenta enfermas. Lejos de deprimirse, se encargaba de cuidar a las demás enfermas, quienes en vez de lamar a las enfermeras la llamaban a ella pidiendo ayuda. El horario de visitas era de dos horas al día, por la tarde, y para mí, que vivo y trabajo a más de cincuenta kilómetros del lugar, se hacía imposible ir a visitarla. Para colmo, no disponía de un vehiculo en condiciones para desplazarme. Entonces ella me prestó su auto, para que yo pudiera a la salida del trabajo ir cada día a verla, fuera del horario de visitas. Combinábamos por celular, y ella salía del pabellón y bajaba hasta la confitería del hospital para encontrarnos cada noche. Lejos de haber sido encuentros tristes con aire de final anticipado, los dos poníamos toda nuestra energía (yo simplemente trataba de ser fiel a lo que su espíritu me proponía) en reírnos y recordar cosas agradables, proyectando lo que haríamos una vez que saliera de aquél infierno. Fue allí que empezó a nacer, de alguna manera lo que terminaría siendo el blog. Yo aún no había abierto este espacio, pero le insistía en buscar la manera de conseguir una computadora para comunicarnos entre nosotros y explorar las posibilidades que brinda este mundo virtual. Ella dudaba porque jamás se había acercado a estas innovaciones tecnológicas y temía sentirse inepta. Yo le insistía que con su inquietud, su curiosidad y su inagotable creatividad e inteligencia, iba a poder dominar al engendro en unos pocos días.
Luego de un interminable mes de estudios, de marchas y contramarchas, y de una horrible angustia apenas disimulada por esos encuentros en donde lográbamos detener el tiempo y las circunstancias el pedacito de cielo que habíamos construído, la operaron, le extirparon el tumor y los ovarios, y le trataron con rayos la metástasis en el hígado. Tras varios días más de recuperación, festejamos el alta y su regreso a casa, y puso toda su energía, su alegría y ganas de vivir en afrontar el difícil tratamiento que le quedaba por delante. Mientras tanto, en los meses sucesivos, la idea de "informatizarla" fue cobrando forma. Yo no tenía crédito ni reservas como para comprarle una máquina de contado. Ella tampoco podía afrontar ese gasto, pero en ese momento decidió que encarar proyectos a futuro la mantenía distraída y le daba fuerzas, por consiguiente buscar la manera de tener su PC fue una de las formas de sobrellevar la adversidad. Averiguó todas las formas y planes a los que podíamos acceder y dio con un plan para jubilados que le permitía acceder a la máquina. Yo le ofrecí pagar la cuota, y así, a sus 67 años, la computación entró en su vida. Primero me llamaba para preguntarme cómo hacer cada cosa. Después llegó Internet, y se transformó en una alumna excelente que cada día superaba al maestro. Me pasaba nuevos links y direcciones que descubría, se comunicaba con mi tío Roberto, su hermano del alma, que vive en el mar, lejos de casa. Fue él quien nos instigó a los dos a abrir un blog,  y así, luego de algún tiempo, naciéron  ...Que no sea demasiado tarde..., Goliardos en la ruta y Resulta que ahora. En este último, mamá, que nunca había escrito más que eventualmente, empezó a volcar en pequeñas historias toda su sabiduría y su calidez simple y sencilla, su agradecimiento y su amor por la vida, su cristalina alegría de vivir cada día como un regalo. El blog pasó a ser la entrada a un nuevo mundo en el que conoció nuevos amigos que pronto se enamoraron de este ángel, que a nosotros se nos reveló como una hermosa narradora. Y mientras yo iba dando mis primeros pasos, ella se transformó en mi lectora más entusiasta, y sus comentarios eran un regalo de amor y admiración inagotables como su inmenso corazón. Su fortaleza y su pasión nos hicieron a todos olvidar por momentos de su enfermedad. Ella nunca se sintió una enferma doliente, sólo se consideraba alguien que tenía una enfermedad como tantas otras personas, pero que además tenía otras cosas de las que ocuparse y motivos para aceptar las cosas como eran, y no tenía más remedio que afrontar lo que fuera para luchar por sobrevivir. Jamás decayó su ánimo, jamás pensó en entregarse, decía que ella ya había vivido su vida, pero que debía luchar para que no sufriéramos quienes la queríamos. Nunca escuché de sus labios una queja. Basta con visitar su blog o leer los comentarios que dejaba en los demás para corroborar lo que cuento sobre ella. Cuando iba al consultorio del oncólogo que la atendía, se encontraba con personas más jóvenes hundidas en la tristeza y en la desesperación que esta maldita enfermedad genera, lógicamente, en quienes la sufren. Ella les decía una y otra vez que no podían entregarse, que tenían que luchar y proponerse vencerla o luchar por ganarle todo el tiempo que pudieran, porque si el ánimo decaía, la enfermedad se fortalecía y avanzaba más rápido, y entonces no sólo los derrotaría, sino que además habrían perdido el tiempo en sufrir y entristecerse en vano, además de mortificar a sus seres queridos.
A pesar de lo cruento que fue su tratamiento (en cuatro años afrontó 36  sesiones de quimioterapia), su ánimo inquebrantable la hizo disfrutar de la vida cada día más, como ella se había propuesto. Quizás suene raro decir que, si bien siempre tuvimos una excelente relación de mutuo amor y admiración, la enfermedad nos acercó cada vez más, y desde entonces celebramos a cada rato, día a día, el hecho de tenernos. Eso mismo es lo que ahora agiganta su ausencia.
A mediados de enero de este año, la llamé para darle una nueva alegría: a Lilian, mi esposa (siempre quiso a cada una de las personas a las que yo quiero, y a Lilian la consideraba una hija más), quien se había operado unos días atrás de un tumor, le habían dado el alta oncológica, esa que siempre soñamos para ella. Se alegró profundamente, respiró tranquila y dijo que confiaba en que todo no podía sernos tan adverso. Y después me confirmó su triste novedad: los médicos le habían suspendido el tratamiento porque ya tenía completamente tomado el hígado. Ni siquiera en esta instancia decayó su ánimo, aceptó que si ese tenía que ser el final, era lo que le tocaba, aunque sin cerrarle jamás la puerta al milagro. Cuando su esposo dijo, vencido por la pena, que finalmente su sacrificio había sido en vano, ella le dijo que no era así en absoluto, que ella se sentía plenamente feliz de haberle robado a la muerte cuatro hermosos años de vida.
A partir de entonces, mientras pudo desplazarse, aprovechamos los días de vacaciones de verano para programarnos paseos. Una hermosa tarde de sol la llevamos al Delta del río Paraná, al Tigre, y conseguimos una lancha que nos llevó a navegar por las islas. Ella estaba feliz, radiante, sacó fotos, tomó videos, y a pesar de que tenía dificultades para comer, ese día se alimentó con normalidad durante el paseo, y entonces nos ilusionamos con poderle mejorar cada día, distrayéndola, su calidad de vida. A esa altura su hígado estaba obstruído, sus ojos y su piel estaban amarillentos, estaba intoxicada de bilis, pero su ánimo y amor por la vida estaban tan intactos, que ni aún así podíamos verla como a una enferma, y más allá de los pronósticos sombríos, nos empujaba también a nosotros a disfrutar de cada segundo que la vida nos regalaba. Ese paseo la hizo tan feliz que me confesó que en los días sucesivos lo recordaba y volvía a experimentar esa misma felicidad. Unos díias después fuimos a visitar el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), y cuando salíamos, una tormenta furiosa se desató sobre Buenos Aires. Ella recordó que su esposo, Lucas, estaba por salir de su trabajo en el Hotel Sheraton, adonde tocaba el piano todas las tardes. Las calles se estaban inundando y le iba a ser difícil conseguir un taxi, así que pasamos a buscarlo. Una vez allí, las mozas del lobby, que como todo el mundo la adoraban, nos invitaron con un té, mientras Lucas amenizaba la velada ejecutando para nosotros nuestras canciones favoritas. Allí empezamos a proyectar, una vez que Lilian se repusiera de su operación, un viaje al mar para estar unos días con tío Roberto. Pero los días siguientes fueron de mucho calor, Lilian tuvo que ir al hospital todos los días a hacerse controles, y mamá empezó a sufrir de una urticaria generalizada producida por la intoxicación biliar. A comienzos de febrero su médico le dijo que se internara de urgencia para realizarse una operación que permitiría drenar todo lo que su organismo no podía eliminar. Allí comenzó un calvario de burocracia hospitalaria, hasta que finalmente la operaron el lunes 8 de marzo pasado. Durante esos largos e interminables días, otra vez se dedicó a cuidar a sus compañeras de habitación y  a recibir el afecto de amigos y familiares mientras yo le llevaba libros para que se entretuviera, que ella devoraba uno tras otro, como lectora apasionada que era. Seguí bromeando, riendo, disfrutando de lo que podía, como fuera, sólo angustiándose por malgastar sus últimos días en un hospital. Cuando la ví ese lunes por la noche, luego de la operación, su estado era de extrema debilidad. Aún así conversamos y no perdía su buen  humor. La mantenían a una dieta hospitalaria miserable y espantosa que le quitaría el apetito a cualquiera, entonces le comprábamos a hurtadillas la comida que a ella le daba la gana comer, aunque su apetito era casi nulo. Pasé todo el día martes junto a ella, y me retiré por la noche. Seguía soñando con recuperarse para viajar a la costa a ver a tío Roberto, le dije que esperaríamos el tiempo que fuera necesario para que se recupere y que como fuera, íriamos. La despedí con un beso inmenso sin saber que sería la última vez que la vería con vida. Al día siguiente hablamos por teléfono, seguía débil, pero estaba resuelta a irse del hospital, y más allá de lo que dijeran los médicos, y de que nosotros tratamos de convencerla por todos los medios, exigió que la llevaran a su casa. Respetamos su voluntad, sumidos en el miedo de que algo pasara. Ella nos tranquilizó diciéndonos que en casa se recuperaría más rápido. El jueves le dieron el alta, y esa noche hablamos. Estaba animada, tratando de comer. Quedamos en que la visitaría el sábado para dejarla descansar durante el viernes. Pero por desgracia, esa misma noche se descompensó, su estado empeoró rápidamente y mi hermana me llamó desesperada a las tres de la tarde. Salí lo más rápido que pude, con la angustia clavada en el corazón. Por el camino, Lilian llamó para ver cómo estaba, y mi hermana nos comunicó su triste partida. Me aferré al volante en plena autopista y seguí manejando luchando contra el llanto, el desgarro no me permitía detenerme y llegué como pude hasta su casa, adonde ella descansaba serenamente en su lecho, junto a su mundo, como ella lo había deseado. La contemplé destrozado, rodeado del llanto desconsolado de mi hermana, de su esposo Lucas, de Lilian y mi hija Maggie,  de mis sobrinas, sus nietas, de vecinos y amigos que llegaban a despedirse, y me consoló en medio de este desgarro que me invade insidioso, el pensar que pudimos cumplirle su último y obstinado deseo de morir donde ella quiso, rodeada del amor que supo ganarse en su maravillosa y mágica vida ejemplar.
Desde entonces, las horas que siguieron y seguirán a esta triste pesadilla son de inmenso silencio y soledad, de una ausencia infinita, y de un dolor que parece invadirme desde los huesos hasta el fondo del alma, y que me inunda en un llanto que no puedo contener, aunque haga lo posible por cumplir con su voluntad de recordarla con la alegría que ella nos pidió y que tanto se merece, como nadie que yo conozca en este mundo.
Me quedan muchas cosas, por sobre todas, el orgullo incomparable de haber tenido como madre a la persona más buena, valiente, comprometida, solidaria, idealista, soñadora, alegre y ejemplar que conocí y conoceré en toda mi. Y me queda este vacío imposible de llenar, este dolor que me ahoga, y el deber por sobre todo de honrarla cada día a la altura de esta vida que me dio, a la altura de esa vida que ella tan sabiamente vivió y nos enseñó a vivir a todos los que tuvimos la inmensa suerte de ser parte de su mágica existencia.

Mamita del alma, no hace falta que te lo diga porque te lo dije siempre, pero hoy más que nunca quiero que lo sepas donde sea que estés: te adoro con toda mi alma y simplemente quiero que me perdones por esta tristeza persistente que hoy me ahoga y que vos nunca quisite dejarme. Muchas veces te dije que me enseñaste a ser bueno, y vos me decías que no, que yo había nacido así. Soy terco como vos, y sigo insitiendo en lo mismo, porque siempre supe que si no te hubiera tenido por madre, no podría ni por asomo ser nada de lo bueno que puedo llegar a ser hoy. Ahora sé que con tu infinita dulzura me vas a ayudar a encontrar la luz, como siempre lo hiciste, en medio de esta oscuridad. Te estoy viendo en estos rayos de sol que desde ayer se filtran entre las nubes negras que tratan de cubrir el cielo. Te estoy sintiendo en la frecura que desde ayer se obstina poco a poco en apoderarse de este verano inclemente. Te estoy sintiendo adueñarte por siempre de mi alma, y hoy sé que muy pronto te voy a llevar al mar como tanto lo habíamos soñado. Gracias por darme todo, ahora me queda el resto de la vida para devolvértelo. Te amo, como sólo un hijo agradecido puede amar. Por siempre:


                                                                          Alejandro



Invito a todos quienes quieran hacerlo y no lo hayan hecho antes, a que recorran el blog que mamá nos dejó. Es una bella manera de conocerla para quienes no tuvieron esa inmensa suerte.






37 comentarios:

Unknown dijo...

Alejandro, mamá mi hermanita querida, ya está sonriendo en el mar...lo digo porque como me escribió en su última notita ella se puso a cocinar y el aire "huele a pan recién horneado y es magnífica la rutina de cada manecer, cada atardecer y cada anochecer". "Resulta que ahora", ya sigue en nosotros para siempre.
Un abrazo muy cálido, te quiero mucho

Goliardo dijo...

Tío querido, ¿sabés una cosa?, desde hoy la siento retándome por estar tan triste y no poder cumplirle su voluntad de recordarla con alegría. Ahora vos la recuperás en esa hermosa frase que es una magnífica síntesis de lo que ella fue y es, de su inmensa y sabia simpleza. Sé que en nuestro próximo abrazo ella estará en el medio, sitiéndose feliz por concretar ese reencuentro que tanta ilusión le dio en medio de la oscuridad. Gracias por devolvérmela en cada palabra, en cada recuerdo. Te quiero con el alma.

Marisa Peña dijo...

Alejandro, amigo mío...nada que yo diga podrá mitigar el dolor de la pérdida.Quiero que sepas que estoy contigo en la distancia, que entré varias veces en su blog y lo haré de nuevo.Esa es la forma de honrar a los que ya no están, recordarles siempre, siempre...
Mil besos y abrazos .

Marple dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Goliardo dijo...

Marisa querida, gracias por acompañarme en este trance tan difícil, ya que sé que realmente estás cerca. Te agradezco profundamente que hayas entrado a su blog, el saber que sus textos todavía siguen siendo leídos es una forma de honrarla y de mantenerla viva. Y yo sé lo importante que es la memoria para tí. Un abrazo muy fuerte, desde este dolor mitigado por la certeza de sentirme acompañado.

Marple dijo...

Goliardo:

ánimo y adelante! la vida debe continuar. Ella estará siempre contigo.
Espero que sigas escribiendo aquí no sólo para el deleite de tus amigos sino para atenuar tu dolor.
Leeré el blog de tu madre.
Será un placer.

un gran abrazo


PD) borré mi comentario anterior porque escribí con errores:)

Goliardo dijo...

Querida Marple, claro que seguiré escribiendo, aunque extrañaré sus incondicionales comentarios llenos de amor y ternura; ella jamás me perdonaría que me caiga y deje de escribir, ya que siempre fue la que más me alentó a hacerlo, y la que más alimentó mi imaginación desde la más tierna infancia. También te agradezco que recorras su blog, allí podrás encontrar hermosos relatos que cuentan cómo me acompañó desde siempre y cómo fue, es y será la más hermosa de mis musas. Ojalá que su bondad y sensibilidad se derramen ahora sobre todos nosotros, a través de su hermoso legado.
Un abrazo de corazón.

FLACA dijo...

Goliardo: ¡¡¡APARECISTE!!!...¡¡¡Qué alegrón!!!...
Después vengoa a leerte, ahora sólo te digo que me encanta que hayas vuelto. Un beso.

ML dijo...

Papá, Viejo; este es el momento de tomar prestado el orgullo y el amor propio que ella se permitió en vida, y tratar de sobreponernos al dolor. Tenemos que hacer lo mejor posible por entender que, si una enfermedad tan tirana no hizo que ella se perdiera a sí misma, mucho menos va a hacer que nosotros la perdamos. El viernes la recordamos con Vero, con Andy, con Maggie y con Naty, con Pitu, y con amigos de las primas que, puedo creer sin equivocarme, alguna vez la habrán cruzado. Ella sigue acá, porque no la vamos a dejar irse. Porque ella nunca se permitiría irse. Sigue en vos, en tu hábito de hablar largo y tendido, dejando que las conversaciones exploren recovecos impredecibles, pero llevadas siempre con la picardía férrea y la coherencia de los músicos. Como es ella, y como somos un poco todos. En tus ojos, que cuando te descuidás, quieren ser celestes-grisáceos. En la forma de tu nariz, que, a pesar de mis mofas, es la de ella (y es más linda que la mía): llevala con orgullo. Y vive en Lucas, el querido Maestro que es un hermoso trozo de mi familia; y de quien en 22 años de vida aprendí que es dulzura, todo dulzura y sensibilidad, como Lala. Canta como canta Vero, la de la voz privilegiada; quien jamás tuvo tapujos en señalarla como una gran inspiración, fue con toda humildad a pedirle consejo, y guarda seguramente como un tesoro el micrófono que Lala le pasó. Vive en mi prima Andy, la bajista. Sobria y medida, etudiosa, apasionada como buena intérprete de su instrumento. Un puntal fundamental, dando fuerza y solidez a la música. Dando la misma fuerza que sabe dar Lala, incluso ahora que su abrazo no es corpóreo. Vive en May, mi tía, que es por sobre todo bondad, sencillez y cariño cálido. Vive en Leíto, que la rema y la rema, sin bajar los brazos, con voluntad de hierro y un obsesivo apego por la música. En nuestro Tío, Roberto, que es todo vuelo y todo arte, y a quién lo agota más estar posado en la Tierra, haciendo lo que algunos llamarían "descansar", que estirar sus enormes alas y volar kilómetros y kilómetros mar adentro. En la unión entre todos sus nietos está ella. Se está alegrando de que Verito, Andy y yo tengamos ganas de hacer música juntos, y lo disfrutemos como locos. Vive en mí, un poco (según especulé desde el día en que me corté los pelos y los ví volver a crecer indomables como la Hidra de Lerna) en como se me forma ese rulo gracioso en mi flequillo, y mi pelo empieza a ser más extraño y complejo de lo que recuerdo. Vive en cada anécdota tuya, de las que gracias a Dios jamás se ahorra; y en su recuerdo limpio y tierno de mi abuelo, de quien habla con el cariño de quien absolvió de corazón, agradecida de que él fuera tu padre, y ella tu madre. Papá, ella sigue acá, vas a ver que cuando lo necesites la vas a escuchar hablarte. Capaz que ya no desde afuera, desde su voz, sino desde el lugar gigante que ella logró hacerse en tu corazón, y en el de todos, incluso aquellos que por falta de memoria o atropello pude haber omitido acá, en esto que es un intento torpe de poner en palabras algo que, como todos sabemos, trasciende a la vida misma.

Hoy como siempre,
Te quiero

Unknown dijo...

Querido Alejandro:

Un abrazo apretado.
Mi vieja murió el Diciembre último.
También murió en su casa y por suerte, murió mientras yo la acariciaba. Pero mamá tuvo una larguísima vida y ya era hora.
En cambio me parece que tu mamá tuvo una intensísima y rica vida y era una persona poco común. Eso consuela, saber que aunque era joven para morir, le había sacado todo el jugo a su tiempo . Por supuesto que recorreré su blog.

No estaría mal que más adelante nos contaras la vida de Alicia.
Seguramente nos va a enriquecer a todos
Otro abrazo

Nerina Thomas dijo...

Ale:
La muerte no existe amigo!!Es un cambio de estado, pero claro...la ausencia física cuesta. Por este detalle de los sentimientos!!
Calma, resoira hondo y mira siempre hacia el cielo y fortalece tu espíritu. Continúa el camino con alegría.
Es tu tiempo de vivir.
Te ha dejado mucha riqueza, sin duda para poder vivir celebrando la vida!!
Adelante!!

Se te acompaña, desde la palabra y desde el amor de humanidad.
Contar con un tío como REL, ya es una ventaja.
Un abrazo amoroso

Goliardo dijo...

Flaca querida, ante todo te pido disculpas por no haber podido contestar tus cariñosísimas requisitorias anteriores durante el verano, pero la entrada misma explica las razones. Además de la preocupación, de lsa idas y venidas al hospital, realmente no tenía ánimo para bloggear, no quería escribir cosas sombrías, ya que mamá era una de las privilegiadas lectoras, y sé que aún lo debe ser, aunque sea a través de mi alma. Por eso este homenaje, y quizás los que vengan. Espero ahora poder tener tiempo para postear y visitar, aunque en este duelo familiar me toca un poco el rol de velar por los que quedan (los 50 kmts de distancia son una complicación), y mi forma de honrarla es ocuparme de los que quedan, que sé que es lo que ella quería. Desde ya, también el blog es un desahogo importantísimo.
Gacias por insistir tanto para que vuelva, más allá de la tristísima circunstancia, me alegra que así sea, despupes de todo, la viejita era una blogger de pura raza.
Te mando un beso gigante.

Goliardo dijo...

Laucha, hijo de mi alma, no en vano tu abuela te quería, te quiere, lo sé, y te admiraba y te admira tanto. Para empezar, heredaste la inclinación musical, al igual que Andy y Vero. Pero además, sabés que vos sos mi orgullo, como yo lo era de ella, no sólo por tu talento, sino por que sos un gran tipo, más allá de tus mofas, como vos decís, y de que no seas muy demostrativo que digamos. Te cuento que cuando hablábamos de vos con Lala, ella me insitía en lo mucho que me querías, aunque no lo demostraras, y aunque yo ya lo sabía, me encantaba que ella se diera cuenta y descifrara ese código entre nos, porque me demostraba una vez más que no se le escapaba nada. Me impresiona la exactitud de tus palabras, una a una, cómo acertás al decir que hay un poco de ella repartido entre todos nosotros. Y tal cual como vos decís (ayer nos quedamos charlando de eso con vos, claro), ya estoy totalmente convencido de que ella está en mi corazón y me habla desde allí ¿Cómo no darme cuenta con lo charleta que era? Es más, la siento feliz y liberada de la maldita enfermedad con la que tuvo que cargar sin quejarse durante estos últimos cuatro años.
Desde ya, de más está decir que me hiciste llorar, pero claro que no de tristeza, sino por la emoción de que formemos parte de esta hermosa familia que es su mejor herencia. Que no quepan dudas, Lala derrotó a la muerte, nosotros somos el testimonio de ello.
¡Yo también te quiero, tonto!
Un abrazo enorme de tu viejo querido, el que cada día se siente más orgulloso de vos.

Goliardo dijo...

Santi querido:

La verdad es que me llenan de auténtica emoción tus palabras. Vos la descubriste a mi viejita en los comentarios que me dejaba, y te ganó el alma de inmediato.
La viejita tenía 71 años, aunque no los parecía. Te cuento que en la foto atravesaba el segundo año de su enfermedad (año nuevo de 2008), y así vital y joven se la vio siempre, sólo decayó mucho en los últimos días, aunque se fue con una sonrisa plena en el rostro. De todos modos, es como vos decís, si no fuera por esta maldita enfermedad, tenía cuerda para rato, aunque como ella dijo, le robó cuatro años más de vida a los que, como se ve en la foto, los gozó plenamente.
Recuerdo que en su momento señalaste la hermosa relación que teníamos. Y así era entonces, y lo seguirá siendo, las relaciones no terminan cuando uno se va físicamente, de eso estoy convencido. Lo único que me quedó pendiente es estar a su lado en la partida, como sí ocurrió en tu caso, pero me queda el consuelo de estar seguro de que ella me sintió a su lado entonces, como yo la siento ahora.
En cuanto a contar sobre su vida, con mi hijo Laucha (comentarista acá arriba), tenemos la idea, a consultar con el resto de la familia, de mantener vivo su blog, contando allí anécdotas e historias relacionadas con ella, que nos la guarden para siempre y la mantengan viva. Y como decís vos, que nos enseñen a todos un poco más sobre su hermosa y maravillosa vida intensa.
Podremos contar, por ejemplo, los tiempos de juventud, a los veintipocos, viviendo en Montevideo (su última voluntad fue que arrojáramos sus cenizas en tu patria, en Punta Ballena, al que definió como su lugar en el mundo), sus años adolecentes como cantante folclórica (quizás podamos subir alguna de sus grabaciones donde se puede escuchar su voz de timbre verdaderamente celestial), su vida en la música, y muchas cosas más que a vos, creo, te van a identificar en más de un punto.
Desde ya será un placer, como también me gratifica, querido amigo, que recorras sus hermosos y sencillos escritos, con los que distrajo su dolencia, y volcó su simple sabiduría.
Espero de corazón que tus cosas marchen bien. Un abrazo fuerte, de corazón.

Alejandro

Goliardo dijo...

Claro que sí, Nerina, la muerte no existe, mamá nos dejó esa enseñanza fundamental. Lo que va ser difícil será superar la ausencia física. Siempre nos saludábamos con un abrazo apretado, charlábamos durante horas, y además compartíamos el buen vino y los deliciosos manjares que ella preparaba como nadie. No faltaban, además, la buena música, su hermosa voz, su risa contagiosa llena de vida. Va a costar acostumbrarse a la ausencia de eso, pero desde el viernes no hago otra cosa que escucharla y sentirla en mí, y lo que es mejor aún, liberada de la carga física que significó su cuerpo castigado en los últimos meses. Sé que su liberación física, entonces, fortaleció aún más su espíritu inquebrantable.
Gracias por tus palabras de aliento en este momento en el que la tristeza se resiste a dejar paso a esa alegría que ella contagiaba. Y sí, contar con un tío como REL, que tantas historias conserva sobre ella y las cuenta tan magistralmente como sólo él puede hacerlo, es otro regalo de la vida. Espero que muy pronto nos estemos abrazando.

Un gran abrazo.

carmen jiménez dijo...

Alejandro: Quiero leerte como te mereces y como se merece Ella. A penas he alcanzado a leer que es ya parte del cielo y quería que supieras que el aire será ahora mejor. Respiro hondo y te mando un beso enorme hasta que pueda compartir todos estos sentimientos que tan generosamente has decidido compartir con tus amigos virtuales y no por ello, menos ciertos.
Con todo mi cariño.

ana. dijo...

Alejandro: algunas veces esta manía de escribir me acerca a almas hermosas, así fue como conocí a tu tío Roberto (RELito para mí) y a traves de él a la preciosa Alicia (princesa Yiyí para mí, cuando recorría las veredas de Pompeya -en una foto sepia- en un corcel de tres ruedas conducido por su hermanito menor y Yiyí a secas cuando nos hicimos entrañablemente amigas). Antes de nada quiero decirte que te acompaño desde lo más profundo de mi alma en este dolor que sé inmenso. También contarte que la triste circunstancia que hizo que nos encontráramos en un abrazo intenso, no fue la primera vez que estuve cerca de tu alma, desde que la conocí, tu viejita, no dejaba de nombrarte y de decirme cuanto te quería. Tuvimos un proyecto de relatos de infancia y ella ensayaba contando tu niñez desde “resulta que ahora”, un espacio maravilloso donde comencé a conocerla. Hasta que un día llegó el abrazo, las risas, los secretos, la emoción, la aventura posible de creer en un sueño y eso que nos decíamos a cada rato: “parece que te conozco desde siempre”. Esa sensación que sólo se tiene con las amigas de verdad. También estoy muy triste y la extraño, aunque comprendo que no tiene comparación con tu dolor –no se trata de eso- pero quiero dejarte escrito aquí que tu mami, mi querida Yiyí, me enseñó sin proponérselo, sólo siendo ese cascabelito que era, con su fortaleza y su alma noble, que aún en las peores circunstancias se puede seguir creyendo en un sueño. Mi Yiyí querida, queridísima era alguien que celebraba la vida aún en la oscuridad más hostil y eso no se irá nunca de mi corazón. No quiero llorar, pero no puedo evitarlo, se me nublan los ojos y el alma. Sé también, como vos, que ella no quería eso, entonces Alejandro, tengo la certeza de que tu mamá jamás dejará de abrazarte, lo está haciendo ahora siendo parte del aire. Y te cuida y te mima y te hace comer lentejas junto con Dieguito o te da monedas para comprar repuestos para Yulius en Rivadavia 888. Sólo hay que aprender, ahora, a acariciar el aire.

Anónimo dijo...

Muy querido amigo. Hay tantas y tantas cosas que me gustaría decirte... pero no lo haré por temor a despertar también en mí grandes tristezas que en este momento no quisiera revivir.

Tú sabes que yo pasé por algo muy parecido con mi mamá. Yo soy muy católica así que en realidad pienso que mi mami se encuentra gozando de un grande y eterno abrazo de amor infinito con Dios, con mi papi y con todas las personas a las que ella quería y que ya están por allá. Detrás de la muerte está Jesús, el dulce Jesús, que seguramente la habrá recibido con los brazos abiertos consolándola luego de pasar por ese grandísimo dolor que la acompañó durante sus últimos días entre nosotros y por su dolor de saber que nos dejaba solas.

Confío en que en algún lugar de ese maravilloso abrazo de aquellos que terminaron su caminar en esta tierra también estará tu mami, feliz, triunfante, serena... hermosa. Sólo puedo ofrecerte una oración por ella para que así sea, para que Dios, que es grande en amor y en misericordia la tenga muy, pero muy cerquita de su corazón divino.

Un abrazote y mi cariño de siempre.
Lore.
p.d.: No sé si seas católico o no... a lo mejor estoy malogrando tu blog con todo esto... pero bueno, al menos desde mi propia experiencia personal, es lo mejor y lo único que te puedo ofrecer.

Goliardo dijo...

Querida Cármen:

Cometeré la infidencia de contar que como buena amiga y buena persona que sos, en los últimos días me escribiste y buscaste por todos lados, preguntando si todo estaba bien. Aunque tarde, te contesté y te puse al tanto de la situación, y me acompañaste con ese gran afecto que, como ella, derramás siempre por donde pasás. Aprovecho para decirte desde aquí lo mucho que te quiero y lo bien que me hace recibir siempre ese afecto. Y como mamá siempre quiso de corazón a todos aquellos que fueran mis amigos, sé que ella también te está abrazando y velando por vos, porque también será tu angel, como ahora es el mío.
Un abrazo con el alma, gracias por estar siempre cerca mío.

Anónimo dijo...

Alejandro: Ayer te lei y me quede de una pieza, arrazado en lagrimas cuando te leía y contabas como te enterabas mientras manejabas, no pude escribirte en ese momento pues estaba en mil cosas a la vez; Hoy hago un alto para darte aliento a que sigas en la lucha del cada día. Al leer todo de tu mamita, me biene a la mente que "Fuerte no es el de la fortaleza fisica, fuerte es el que porfia a pezar de la infinita adversidad, a pesar que el mundo entero parezca en nuestra contra". Ayer llegando a mi casa, lo primero que hize fue llamar a Caravely a decirle a mi viejita "te quiero mucho" y pensar en lo afortunado que soy al tener a mis papis vivos, lo entero que estan a pesar de sus edades avanzadas.
Hace tiempo que no escribo mucho, agobiado por mis problemas economicos, laborales, familiares y realmente son una sonsera al lado de todo lo que estabas pasando y me hiciste nuevamente recordar lo mucho que debo agradecer a Dios.
Soy un convencido que existe una vida despues de esta asi que solo me resta decirte, animo amigo, que tu viejita desde algun lado te acompañara orgullosa de su buen Alejandro Lunadei.

Un abrazo,

Rolo.

Goliardo dijo...

Anita, de verdad no tengo palabras para agradecerte todo lo que hiciste por la viejita. Y aunque ya tuve la oportunidad de abrazarte y decírtelo en persona, si me lo permitís, quiero hacer público lo que hiciste, para que lo sepan los amigos de este blog.

Como bien lo señala ella en su comentario, Anita conoció a mamá a través del mundo blogger, primero a través de tío REL, y luego, personalmente. Yo lo sabía porque mamá siempre me hablaba de ella con cariño y admiración, con un inmenso amor. Se hicieron grandes amigas, muy profundamente. Cuando mamá fue internada a principios de febrero, y todos comenzamos a sufrir sabiendo que su tiempo se agotaba esperando una operación que sólo era un paleativo, y que se atrasaba por una irracional burocracia a la que poco le importa la vida humana, a la que poco le importa darle una muerte digna y en paz a los dolientes, Anita fue la única del entorno de mamá que pudo sacar fuerzas yo no sé de dónde, para pelear con todas las instancias de esa jungla burocrática, y acelerar la cuestión. Yo, que simplemente seguía esta batalla a diario por teléfono o yendo cuando podía, escuchaba de boca de mamá el cariño y la admiración de ella hacia esta amiga gigantesca, a su altura, que movió cielo y tierra por ella. Con toda justicia, mamá la definió como un verdadero ángel, y el saber que contaba con ella le dio, yo lo sé, las fuerzas que ella necesitaba, junto con la ilusión del viaje a la costa, para seguir aguantando la permanencia en ese infierno. Conocí a Anita recién en el velatorio, y así como la abracé en ese momento, lo hago ahora desde aquí, porque ella es y será siempre el ángel de mi ángel, y mi agradecimiento durará mientras me dure la vida, y más allá, si es que se puede.

También quiero agradecerte por las hermosas palabras que escribiste en el blog de tío, porque me emocionaron y me consolaron enormemente: es cierto que pudimos sentirla en el viento ese día, persistente como ella, imparable, invencible. Sos otro de los tesoros que heredé de ella, y no te quepan dudas de que tu alma ahora es mi hermana, por voluntad de ella, que tanto te ama.

Gracias desde el alma, otra vez, porque vos también sos una parte de ella. Te prometo que aprenderé a acariciar el aire. Ya lo estoy haciendo.

Goliardo dijo...

Querida amiga Lore:

Te agradezco tus hermosísimas y sentidas palabras, porque sé lo que pasaste con tu mamá, y lo que ella significa para vos. Cuando era chico, mamá me envió a catequésis, y llegué a ser monaguillo. Ella siempre recordaba que los curas de la maravillosa Basílica del Santísimo Sacramento, que quedaba a la vuelta de casa, a pocas cuadras de la Plaza San Martín, en pleno centro de Buenos Aires, me querían hacer cura a mí. Luego pasó el tiempo, me volví escéptico, y ahora soy un ateo convencido.
Pero de ninguna manera, amiga querídisima, podrías malograr este blog con un sentimiento tan profundo como el tuyo, estaría loco si sintiera algo que se aproxime a eso. Y por el contrario, para mí no hay nada más sagrado que la fe de cada uno. En mi caso, simplemente no creo por una especie de convencimiento racional-científico, pero de verdad envidio a quienes creen, porque pueden consolarse más fácil que los que no lo hacemos, y pueden encontrar la paz espiritual en donde nosotros alcanzamos la angustia. Mamá era profundamente católica, y antes de irse me dijo que ella no tenía miedo ni tristeza por morir, porque estaba en manos de Dios, y si esa era su voluntad, sabía por qué lo hacía. Tampoco quebrantó esta fe cuando se le declaró esta enfermedad tan injusta en ella, que hacía vida sana y era una persona tan buena, la más buena que conocí en este mundo. Cuando yo le decía que era ateo, ella no me llevaba el apunte y me decía que yo no podía ser ateo, que no dijera pavadas, y pasaba a otro tema sin dar importancia a la cuestión. Imaginate que jamás discutí con ella del tema, memos aún desde que su enfermedad la acercó aún más a su fe. Por el contrario, agradecí que eso la ayudara, y sé que ella más de una vez le rezo a su Dios para que nosotros no sufriéramos.
Por eso, Lore, digamos que soy un ateo tolerante, y más que respetuoso, ya que la fe es el sentimiento más sincero y profundo de cualquier ser humano, y eso no se discute. En ese sentido, el ateísmo es una fe más (la de la falta de fé, si se quiere), que en última instancia es tan discutible como las otros.
El hecho de ser no creyente, entonces, no le cierra de ningún modo la puerta a la espiritualidad, y por el contrario, me abre a buscar en todas las creencias la evidencia de que el ser humano siempre busca en lo espiritual la superación del horror y el vacío de la muerte. Eso me acerca a creencias como el taoísmo y el confucianismo, filosofías que algunos definen como "religiones ateístas", que plantean, como alguna vez dijo mi mamá, que las personas no pueden simplemente morir, porque son fuente de energía, y esa misma energía no puede simplemente desaparecer, sino que debe reciclarse de algún modo. Por esa razón, se le rinde culto al alma de los antepasados, como energía protectora que se alimenta de nuestro recuerdo. Desde ya, no soy un especialista en el tema, y quizás lo esté tergiversando gravemente, pero esa sería la síntesis de lo que creo, así como ahora SIENTO que mamá está acá conmigo, sonriendo y diciéndome "¡Viste que no sos ateo! ¿Cómo una persona tan buena e inteligente como vos iba a serlo?"

Por todo esto, querida y dulce Lore, alma y corazón gigantescos como mi mami, te pido que reces esa plegaria por ella, que desde ya acepto de todo corazón, al igual que ella. Y por las dudas, pide también por esta buen alma mía, que tan sólo es un tanto escéptica y nada más.

Un abrazo desde esta tristeza de la ausencia, y desde la alegría de tu retorno.

MARCUCHO dijo...

Alejandro:
fria forma esta de decirte que te acompaño en sentimiento, pero es asi. Tuve el placer de conocer a Alicia, en su cumpleaños si no me equivoco. Me acuerdo que habia una torta, vino y me dio una porcion a mi y despues la puso en la mesa asi con las velas y sin esa porcion,no se, me quedo eso grabado. Y me conto que eras demasiado bueno desde pibe y me dio gracia.
Ojala pase el dolor hasta desaparecer...
Para lo que mandes, fuerte abrazo.

Marcucho

Goliardo dijo...

Querido Rolo, gracias por tu abrazo conmovido, por tu gran corazón, por entenderme y acercarte en este triste momento. Hago extensivo este abrazo a tus padres, que no dudes que son tu tesoro. Yo imaginé a los míos viejitos, pasando los 80, tiernos y felices, llegando a esa edad a la que llegaron mis abuelos y bisabuelos, acompañándome hasta bien entrada mi propia vida, pero se me fueron más pronto de lo que esperaba. De todos modos, sigo agradeciendo por todos los años que pude disfrutarlos, pensando que el verdadero horror sería el no haberlos tenido o conocido.

Te mando un abrazo apretado.

Goliardo dijo...

Marcucho querido, me hiciste recordar que la llegaste a conocer, es cierto. Con esa sola vez bastó para saber cómo era, desde ya. Ese fue su último cumpleaños, la viste feliz, activa, cocinando para todos, entre sus amigos y familia. Es una hermosa imagen para que guardes. No podía ver a alguien sin comer nada cuando ella cocinaba, y era feliz agasajando a la mayor cantidad de gente posible. Después me siguió preguntando siempre por vos, le habías caído sensacional, "se nota que es un pibe buenísimo", me decía. Y sin mentirte, porque ella siempre repasaba la lista familiar, te digo que hasta en sus últimos momentos siguió preguntando por vos.
Te mando un abrazo enorme, me encantaría verte y abrazarte en persona en cuanto puedas. Vos sabés cuánto te queremos en casa, sos un amigo de verdad.
Más abrazos.

ana. dijo...

Querido Alejandro: Estoy muy conmovida por tus palabras, por tu abrazo desde el alma, pero...no...no hay nada para agradecerme, al contrario, estar cerca de Yiyí era para mí estar cerca de la luz y si hay alguien que tiene que estar agradecida a la vida por la maravilla de haberla conocido esa soy yo.
Y en cuanto a la fuerza, si hubo alguien fuerte aquí fue únicamene ella y de ella sacábamos cada uno de nosotros ese impulso (como el viento del sábado) que nos ayudaba a seguir...y hubo también otra fuerza silenciosa que venía día a día desde el mar, esa fuerza que nos cubre como las alas de un ángel pero no se ve: era la fuerza del inmenso amor que tu tío REL tiene por su querida Yiyita.

Te leo, leo el cariño que te tienen tus amigos y estoy cada vez más segura que tu mami sigue abrazadita a vos.

Nerina Thomas dijo...

Amigo:
Cuando no puedas dormir, conectate a: www.lt8.com.ar es mi espacio de radio en Rosario. "Compañeros de la noche" de 1 a 5.
Allí encontrarás la palabra hablada desde el alma.
Soy una humilde poeta, que difunde material de poetas del mundo y mensajes que hacen reflexionar siempre.
Se trata de acompañar, sólo eso.
Y me gustaría acompañarte, de alguna manera.
Rel es el Padrino del programa, mirá que detalle el mío!!
Vamos!! que se puede!!
El amor no muere nunca.
Ella está contigo y lo estará hasta que llegues a su encuentro.
Yodespedí a una hija de 18 años, hace ya catorce años!!
Y llegará nuestro encuentro, como el de todos.
Fuerza.
mail del programa: noche@lt8.com.ar
Rel está presente cada madrugada, con su poema. Es parte del Staff.
Como también lo estoy en Bs AS cada sábado a la noche en: Una noche inolvidable, por radios sentidos: www.radiosentidos.com
Podrás acompañarnos cuando así lo desees.
un abrazo amoroso

Nerina Thomas dijo...

En Capital, de 21 a 24hs.
Por ahí, nos acompañamos alguna vez.
El amor de humanidad es así.
un cariño

Nerina Thomas dijo...

Esta madrugada, en mi programa, comenzaré leyendo Alejandro.el texto de este blog: HOY!!!1
Destacando su contenido. Gracias!!

impersonem dijo...

Te traslado mi pésame y un fuerte abrazo en estos momentos de tanto dolor...

Abrazos.

mike dijo...

"No quiero que me lloren
cuando me vaya a la eternidad,
quiero que me recuerden
como a la misma felicidad;
pues yo estaré en el aire,
entre las piedras y el palmar;
estaré entre la arena
y sobre el viento que agita el mar."*
Solo encontre como ella me enseño un pedazo de canción a modo de homenaje, quedara en mi mas sabroso recuerdo los berberechos con arroz mirando el mar en mar azul,las incansables veladas escuchando música, debatiendo sobre la nada misma . Y nadie como ella podrá decir "miguelito" como solo ella y su hermosa sonrisa podrian hacerlo. Gracias Alicia, gracias por dejarme ser un hijo mas que te llora a la distancia.

Sarava Alicia.

*Una muchacha y una guitarra, SAndro

La Calderón dijo...

Querido Alejandro, solo te conozco a travéz de las conversasciones que he tenido con tu mami, leyéndote y leyéndola, como tambien a tu tío REL.
El mismo viernes, desperté con una angustia que oprimía mi pecho, no sabía por qué, despues lo supe.
Les he dejado una nota en: "resultaqueahora", pero también alcanzé a leer "Alicia en el país de la alegría", que ya no puedo encontrar.
Sinceramente...No tengo palabras.
En un abrazo apretado, te envío todo lo que no puedo decir en éste momento....
Susana.....

Grunkel Abramov dijo...

Estimado profesor, lamento muchísimo la pérdida por la que está atravesando. Su relato realmente me conmovió hasta las lagrimas.

Un saludo y un abrazo de un ex alumno que nunca dejó de admirarlo.

Federico Alvarez Lembeye

©Claudia Isabel dijo...

Querido amigo, espero que estés bien...te espero
Un abrazo inmenso que acompaña

Maisa Merellano dijo...

hermano querido recien hoy he leido tus hermosas palabres no sin que mis hojos se llenaran de lagrimas pero siempre honrrando la memoria de mama que creo estaria orgullosa de estas pobres lineas donde sea siempre juntos donde sea tu hermana may

Maisa Merellano dijo...

hermano querido recien hoy he leido tus hermosas palabres no sin que mis hojos se llenaran de lagrimas pero siempre honrrando la memoria de mama que creo estaria orgullosa de estas pobres lineas donde sea siempre juntos donde sea tu hermana may

Revista Satirica. dijo...

Alejandro: Profe! Hace una hora me detuve a leer lo acontecido. Me di el lujo de llorar desconsoladamente y de admirar a alguien que no tuve la oportunidad de conocer. Pase por acá por causalidad ya que pretendía curiosar tus escritos, me puse a leer y me dí cuenta lo mucho que envidio la fortaleza de esa bella mujer. Digo envidia con toda la buena intención ya que mi mamá(mi brujita querida) se esta dejando asesinar por una enfermedad a la cual deberiamos tenerle respeto desde todos los ámbitos, que es la depresión. No sé si te sirve de consuelo pero al leer lo que tan minuciosamente detallaste no podía dejar de sentir lo intenso de tus palabras y no me quedo otra que tener las ganas interminables de abrazar a mi vieja y de poder trasladarle la manera en que veia la vida tu mamá, para que entienda que ya no la queremos ver dependiendo de una sonda nasogastrica para que se alimente, queremos que viva con la inmensidad de sentirse feliz. Dariamos cualquier cosa porque sea así.
Bellisima descripción de tu madre y te dejo mi mas grande de los abrazos.
Tu alumna Sol