sábado, 12 de junio de 2010

El miedo




Estaba en el supermercado. Los hombres a veces somos parcos en el supermercado. Una señora revisaba por todos lados un sachet de leche. Me miró aleccionadora y cómplice. Evité la mirada amablemente y seguí de largo, no necesitaba leche. La reencontré en la carnicería, la señora ya me incluía en su círculo de familiaridad, al menos en ese escenario. Mientras observaba del mismo modo inquisidor una bandeja plastificada con chuletas de cerdo, me comentó:




- Cada vez ponen menos clara la fecha de vencimiento. Hoy en día no se sabe, nada es seguro…

- Claro. -le respondí, por no decir “¡Seguro!”.

- Hay que vivir con miedo – pontificó-, hoy no se sabe qué cosa es qué. No se sabe si sale a la calle y si la violan o la matan a una. No se sabe si las mujeres son hombres disfrazados de mujer, todo está degenerado. Imagínese tener un hijo así…

- Claro, claro…

- ¿Sabe por qué? Es la droga, la droga la venden por todos lados, es un negocio y nadie hace nada para pararlo…

- (Mirada de “reflexión” o intriga: “¿hasta donde querrá llegar?”, pienso.)

- Todo está al revés, tanta corrupción, tanta locura. Hay andar siempre con cuidado, mirando a los costados todo el tiempo, cuidándose de lo que uno cuenta, ocultando lo que uno tiene, reforzando las cerraduras, poniendo alarmas, para que los ladrones, los asesinos y los degenerados anden sueltos, viviendo a costa de nosotros, que estamos indefensos. Tendrían que poner la pena de muerte para los asesinos y los traficantes que están en las esquinas, castrar a los violadores y cortarles las manos a los ladrones. Pero mientras no sea así, hay que vivir con miedo.

- Es cierto, es cierto-le respondo incómodo-. A mí me daría mucho miedo ser como usted.



Aferré mi carrito, caminé dos metros, y me di cuenta de lo que le había dicho. Enfilé para la caja. Había hecho la mitad de las compras, pero la cola de la caja rápida era corta. Pagué y me fui.

Sigo haciendo las compras en el mismo supermercado, pero no volví a ir nunca más a la misma hora. Tengo miedo de cruzarme con esa señora otra vez.


Fotografía: Ignacio Lunadei

14 comentarios:

Goliardo dijo...

Por si no quedó claro, la fotografía pertenece a mi hermano menor, Ignacio Lunadei.
La historia es pura ficción, yo sería incapaz de responderle así a una respetable ciudadana que luche contra monopolios y multinacionales controlando fechas de vencimiento.

Fernando Terreno dijo...

Nada más tenebroso que el otro yo que devuelve el espejo.
Sería una frase genial, pero ya se adelantaron Marple (que me la ha dicho a propósito de otra entrada que hice yo mismo) y un tal Edgard Allan Poe que hizo un cuento cuyo nombre no puedo recordar.
Un abrazo y felicitaciones al menor de los Lunadei por la foto.
Un abrazo

FLACA dijo...

Nunca nada más verdadero que la ficción; ya sabés aquello de que en la ficción la realidad está concentrada. Yo también sentiría miedo de encontrarme con una señora así. Nunca me voy a poner vieja (jejeje), pero si me llegara a ocurrir eso, espero no ponerme como esa vieja.

Me encantó la foto. también.
Un abrazo.

Marple dijo...

Me gustó el final,muy sabio.
A veces les recomendamos a nuestros hijos que " no anden en malas compañías", pero no nos acordamos de cuidar con quien nos relacionamos ya que generalmente son nuestros espejos.
Estoy muy filósofa:) Todo eso para decir un vulgar refrán "Dime con quien andas y te diré quien eres". El opuesto ya se lo dije a Fernando: Dime a quien odias y te diré como es tu lado oscuro:)

El cuento que dice Fernando se llama William Wilson.
Lo encontré, buscando la palabra doppelgänger, tema legendario que ha dado lugar a innumerables cuentos y novelas.
Está en la Wikipedia esa lista de inspiraciones.
Volviendo al tema de los plagios, cuántos cuentos parecidos hay sobre ese tema! Borges creo que lo hizo en "el otro"
Muy linda foto, en seguida hace recordar Rayuela de Cortázar, aun que ésta termina con la palabra "cielo" o así he visto ilustraciones de tapa.

abrazos.

PD) aún en un pueblo chico como el mío, la gente anda con mucho miedo y los ladrones han desbaratado aquella idea de que el interior es más tranquilo que la capital:)

Unknown dijo...

Muy bueno, Alejandro!
(Esa señora debe ser la hermana de Joaquín Morales Solá)
Un abrazo goliárdico

Goliardo dijo...

Fernando:

Lo que me parece que aterra al tipo del carrito de supermercado es que la señora maneje con irracionalidad sus miedos. Ese lado oscuro que se puede activar con el miedo nos lleva, indudablemente, a ser más miserables. Hay que entender al hombre,¿te imaginás comprando en el mismo super que Lita de Lazari?
Un abrazo.

Flaca:

No te preocupes, no creo que llegues a ser como esta señora. Yo tampoco creo que llegue a ser tan sincero como el señor.
Gracias por la visita, siempre es una alegría emcontrarte, eso sí que no me da miedo. Abrazos.

Goliardo dijo...

Marple:

Gracias por completar el dato de Fernando, y por agregar tanta literatura. Sï, es interesante la cuestión esta del doppelganger. Acá con el otro Goliardo este al que no soporto mucho, coincidimos en que es una cuestión interesante también para producir algún que otro plagio, ya que se pueden explorar algunas variantes.
Mientras tanto, lo mejor parece evitar las malas compañías en el supermercado.
Un abrazo grande.

Goliardo dijo...

Gracias, tiovivo, es muy posible el parentesco ¿O será que algunos respetables periodistas se terminan pareciendo a la señora? De todos modos, quizás sea más aterrador encontrárselo al susodicho en persona en el super. Sin ir más lejos, yo me lo encontré una vez a Hadad en una librería, y me costó unos días reponerme.
Grandes abrazos, maese querido.

carmen jiménez dijo...

Pues ese hombre tiene suerte de poder solucionar el problema de sus miedos cambiando su horario de la compra. Aquí seguro que fuera a la hora que fuera al super, encontraba "señoras" de esas que miren donde miren ven asesinos, ladrones, drogadictos,violadores, traficantes, maleantes etc etc etc, por no decir sólo extranjeros.
Lo bueno, es que en los super, si miras bien, también puedes encontrarte con valientes como tu prota.
Muy buena la foto. Me encantaba jugar al truque de pequeña.
Un abrazo y que no decaiga.
De todas formas revisaré la lista de mis miedos por aquello del lado oscuro que apunta Marple.

Marisa Peña dijo...

Es sencillamente genial Alejandro.Y como dice Carmen, ojala pudiéramos librarnos de ese tipo de gente con sólo cambiar nuestra hora de visita al supermercado...en fin.

Un beso enorme

Goliardo dijo...

Querida Carmen, creo que da miedo pensar en que estas personas, tal como lo apuntás, pueden encontrarse en cualquier super del mundo, a todas horas. También me doy cuenta de que le faltó el componente xenofóbico a la señora, pero que le cuadra muy bien. No creas que esa lacra no existe aquí también: Argentina (país que por fortuna siempre mantuvo una política de "puertas abiertas") resulta un destino favorable para hermanos de países limítrofes como Paraguay o Bolivia, donde la cultura y la ascendencia indígena son rasgos dominantes. La xenofobia en este caso se mezcla con el racismo y el prejuicio social, ya que además se trata de una inmigración "pobre". Se los llama "negros" en general, a los bolivianos se les dice "bolitas", y a los paraguayos "paraguas", aunque un argentino de esos se rasgará las vestiduras si a todos juntos nos llaman "sudacas" en España.
Es una de las tantas formas de estupidez que no tiene fronteras. Por mi parte, me siento orgulloso de haber nacido en un continente de raíces indígenas, cosmopolita por definición, que fue el sueño de abuelos europeos que se enamoraron de esta tierra bendita, hecha para la diversidad y la singularidad. Me siento orgulloso de ser hermano de paraguayos, descendientes de los bravos guaraníes que conservan con orgullo su maravillosa lengua; me siento orgulloso de ser hermano de los bolivianos, que tanto trabajo y sacrificio han aportado a nuestro país, y que viven apegados a su madre tierra.
Sí, me olvidé de poner en boca de la señora la horrenda y retrógada xenofobia, que es parte del miedo de esa gente. Igualmente, por las dudas, voy a ir a esa hora al supermercado, a ver si me encuentro con esa señora en el super, y le digo más de cuatro verdades que me quedé con las ganas de decirle (perdón, se metió el otro señor).
Un grandísimo abrazo, sin fronteras, amiga querida.

Goliardo dijo...

Gracias, querida Marisa, es cierto que sería bueno liberarse de esta gente de un modo tan sencillo. Duele comprobar que no hay fronteras para ellos. Pero también es maravilloso encontrar que la otra gente, los poetas de corazón noble, sensible y valiente como vos, también están siempre en nuestro camino.
Un abrazo bien grande y contundente.

Anónimo dijo...

Excelente!!!, esa señora debería dejar de mirar TN (Todo Negativo) para sentirse un poquito mejor.


Saludos

Goliardo dijo...

El problema es que además de mirar TN, escucha Radio Diez y lee Clarín y la Nación. Bueno , a veces alterna con un poquito de Crónica TV...
Ya me está dando miedo. Le voy a poner otra cadena a la puerta y vuelvo.
Un abrazo, bienvenido a esta hermandad.