De entre todos los héroes,
sólo los verdaderos,
aman sentir el suave y verde césped,
mullido y familiar,
bajo la áspera suela de sus botas ajadas.
Es cierto que también disfrutan
de romper quijadas con sus nudillos,
de asolar aldeas, hierro en mano,
bañados en sangre y polvo,
entre manadas de corderos,
y de niños, y de mujeres aterradas;
o buscan la muerte
entre quebradas que emboscan,
o en desiertos planos y calientes
como la frente de un gigante enfermo
(si hasta algunos mueren de pestes lejanas,
maldiciendo los traidores estertores
que los arrebatan de la gloria).
Y claro que también aman
las orgías tempestuosas de abundancia
que sólo pueden conocer
los victoriosos:
palpitar oliendo a euforia viril,
a sudor de mujeres encendidas,
que a su vez aman
encenderse sobre el cuero
de himnos y fanfarrias palpitantes.
Los emociona, tanto como a otros el amor,
gritar hasta hacer temblar el cuerpo entero,
gritar hasta expulsar toda la voz del garguero,
hasta sentir un alud desbarrancándose en el pecho,
y calmar al Febo interno
con torrentes de alcoholes destilados,
fermentados, pestilentes;
da lo mismo,
que a la lava no la calma
el rocío mañanero.
Y aman que les duelan sus heridas,
y sus huesos y sus batallas viejas,
cuando sus cicatrices laten están vivos,
y cada nuevo surco que se abre en su piel,
es como un río de miel que brotara bajo el cielo.
Aman el polvo y el humo del combate,
el ruido de los cráneos rotos
y el olor de la sangre
que los ceba como a tiburones
desconocidos y remotos.
Aman la urgencia y el pavor de lo incierto,
aunque creen como pocos
que hay gloria eterna después de la vida,
y la ansían y la esquivan,
y respiran con calma
cuando la Parca les sigue de largo.
(Y no lloran, aunque a veces resbalan
lágrimas por sus ásperos carrillos,
al despedir a un compañero,
porque llorar es para ellos
sólo otra forma de respirar.)
Los héroes verdaderos
llevan epopeyas en los dientes,
y el sabor de la bilis
en sus lenguas,
pero sólo aquellos
le vibran a lo tenue
desde adentro, como a nada
– ni al mármol de los templos sagrados,
ni al ruido del acero,
ni a los cascos galopando,
ni a los vicios del saqueo–;
sólo los que son héroes enteros,
se postran
como cachorros somnolientos,
ante el suspiro intenso
de los pétalos sudados
de la madreselva,
ante el canto débil
del arroyo mortecino,
ante el vapor cálido
del aire de primavera
en su aldea,
sobre su lecho de paja insana,
bajo su manto de vellón de lana,
entre la piel de la mujer amada,
entre el viento que llega
aventado
por los abanicos de las alas
de esas aves distantes,
que comerán carroña
luego de la próxima batalla.
Sólo los héroes verdaderos
tienen de tacto en la punta de los dedos,
el cosquilleo de la pluma,
el susurro del aliento
de la boca de la amada,
en cuyo pecho que es almohada
se acallan todas las trombas,
y toda la furia del enemigo,
y todo el coraje de los violentos.
Sólo los héroes verdaderos
parten siempre a la pelea
soñando con volver,
como el viento arremolinado,
siempre al mismo lugar,
quizás aquél que fue el único
que tras tantas batallas
pudieron en verdad conquistar.
A.L.
Pilar, 30/08/08, 17.30 hs
8 comentarios:
Ey, excelente!
Bueno que estés sacándole las telarañas a tu blog. Yo lo empecé a hacer después de darme cuenta que mi último post hasta Julio había sido un cuento medio pelo sobre la calaña sindical que nos decora como país.
Sugerencia: menos tiempo tratando de encontrar contadores de visitas y aparatitos que pasen música, y podrás ser la perfección llevada a la cúspide, como Vicente, el tipo que me cortó el pelo en marzo de 2005.
Hay que escribir, me parece que hay como un fantasmita que siempre nos está diciendo cosas, y tenemos que escucharlo y darle un tiempo, sentarnos juntos con él (o ella, creo que mi fantasmita es ella, pero no sé) y ponernos a trabajar en conjunto. Ellos nos van a dar las ideas y nosotros podemos hacer lo que querramos con las mismas. Pero lo más sensato es aprovechar la posibilidad de ser vehículo, y preguntarle siempre a nuestro coequiper "¿te parece así?". Nos va a decir "sí", o "no" (la decisión final siempre es nuestra) o "fijate qué te parece". La tercera opción, lejos de darnos miedo, nos va a envalentonar y hacer sentir libres, y va a hacer que nos sonrojemos menos diciendo "escribí (primera persona) esto".
PORRRRRRRLOMENOSSSSS AASÍ LO VEO YOOP
Gracias, poeta. Hay un ejército de guerreros en esa cantina de tu alma. Todos beben y todos aman. Y si huelen mal, mal huelen las guerras.
Abrazo de cariño y admiración, gran goliardo.
Gracias, querido Laucha. Te digo por esta vía, aunque recién charlamos del tema, que hace años que esa voz me habla. Pero a veces, con los años, no se calla, por el contrario, se multiplica, y se ponen a discutir; y uno queda ahí, en el medio, tratando de conciliar entre esa multitud de voces, que se apoderan de uno y no lo dejan avanzar, sobre todo cuando se está saturado de trabajo pendiente. En conclusión, dejo a mis voces discutiendo y me pongo, como suelo hacer muchas veces en la realidad, a poner la casa agradable para recibir visitas, para sentirme bien yo mismo otro tanto, y para escaparme de mis encarnizadas y críticas discusiones interiores. Y lo peor del caso es que cuando quiero que hablen, se callan. Así que bastante bien viene el blog considerando estos bizantinos debates interiores.
Por otra parte, me alegro de que te haya gustado el poema, hacé de cuenta que te lo dedico (te lo comenté mientras lo estaba escribiendo) porque me recordó tu temprano gusto por la épica, en el que creo tener algo que ver. De todas maneras, el poema está pensado más para el tipo común y corriente, pero sensible, que para los héroes oficiales. Metáforas poéticas claro. Aguanten los héroes anónimos e intrascendentes.
Abrazo combativo.
Papá Goliardo
Gracias querido tiovivo. Como le decía a Laucha con respecto a las voces interiores, es cierto lo de los héroes interiores, el problema es cuando se agarran a trompadas y rompen el boliche. Igual, siempre es bueno estar habitado. Hay algo de todos los que uno eligió y le tocó querer mucho en esta vida, y esa es la gente que pasa de visita por esta verdadera hermandad goliárdica. Siempre tendrás un lugar en esta taberna donde mientras los guerreros griten hasta desbarrancar su voz por el pecho, nosotros beberemos en un rincón, hablando de poesía, de arte y de la vida, que ha sido tan pródiga con nosotros en historias y personajes. Voy pidiendo unos tragos mientras te espero. Abrazos.
Goliardo Gogui
"Y aman que les duelan sus heridas,
y sus huesos y sus batallas viejas"
Que frase tan buena. Tuve que obligar a mis ojos a terminar, a estas alturas están deshechos. Pero al final siempre vale la pena, aunque me acordaba del Cid, de la imitacion de la profesora alemana, y diversos debates sobre literatura medieval que tanto tenemos en clases. Muy interesante todo a pesar de que no haya comentado lo anterior, había como perdido la cuenta pero está de vuelta (apareció magicamente, quien sabe).
Espero los próximos posts!
PD: por si no se acuerda, soy Soledad.
¡Qué bueno que hayas venido, Sole! ¡Tanto tiempo! Creeme que me acordaba de 2°H al escribir este poema, porque el lado tierno es el que me gusta de los héroes. Como cocina del poema (así le llamo al "making off", el otro lado de algo), puedo decirte que como telón de fondo se me aparecía el Canto VI de La Ilíada, que ya a esta altura mis alumnos atentos, como vos, saben que es uno de mis favoritos, el momento en el que Héctor se saca el casco para que su hijito no se asuste, y lo alza en brazos. Y también, claro, el Cid, tan familiero y cristiano, aunque los héroes de este poema son un poco más brutos: rompen cráneos y quijadas, son bastante alcohólicos y libertinos. En fin, son héroes goliardos, pero tiernos y hogareños. Ya le confesé a mi hijo Laucha que la metáfora apunta a los héroes cotidianos. Y agrego: con los que me identifico, los que dan todo por volver a casa con los suyos.
En fin, me alegro de que hayas recuperado tu cuenta, y espero tenerte más seguido en estos comentarios, que son verdaderamente un honor, poruqe viene, ya sabés lo que pienso, de una gran lectora y autora ¿Para cuándo tu blog? Lo espero con ansias, ya que tiene reservado un post desde este.
Nos vemos, me voy a corregir.
Profe Goliardo
Esas voces de las que hablamos...son fuertes en mi...pero siempre se me aparecen en los momentos más ocupados. Cuando logro volcarlas, ya están casi de espaldas...caminando lentamente y si no me apuro...se van. Por eso nunca logro ser brillante. Espero ponerme al día pronto. O buscar algo que las congele en plena batalla de asalto!
Poeta querido...sigue tus pasos. Que no te detengan ni los sueños viajeros, ni las correcciones a full! Te quiero ahora y siempre. Besos
Perro desconectado volviendo , cual guerrero del apocalipsis , tratando de llegar a la vanguardia, niquesea con el corazòn...abraxo
mike
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