Llueve sobre la ciudad. Empapado en Agüero y Corrientes, Federico se levanta las solapas del saco inútilmente, y contempla corrientes de agua en los cordones, y las botellas de plástico bailando atascadas en las bocas de tormenta, bajo el aguacero. “Esquina de la ironía”, piensa Federico sabiendo que Carla no vendrá, nunca más vendrá, y entonces le mandó para él ese mensaje de diluvio, más elocuente que cualquier frase dicha o escrita. Es inútil llorar bajo la lluvia.
Diluvia en Buenos Aires. Diego, su sobrino, corre, doce cuadras más abajo, hacia el bajo. Corre por Corrientes, y el agua furiosa lo corre a él ¿Cómo le explica a su mamá que la lluvia lo sorprendió a la salida de los videojuegos, si se supone que estaba en lo de Claudio, haciendo la tarea? Es inútil mentir cuando estamos mojados.
En Thames y Gorriti cae un árbol que esperó cuarenta años para morir sobre la acera, abrazado a un auto, que esperó catorce años para salir aplastado en la tapa de los diarios. Y Miguel, tan insensible, pensando que el seguro no lo cubre, maldiciendo a la tormenta bajo la tormenta, con la desolada llave del auto siniestrado en la mano y la gente que pasa corriendo a su lado. Es inútil correr bajo el agua.
La lluvia golpea la ventana de Laura, cinco pisos más arriba, mientras abre el sobre que confirma su embarazo. Será mío, se repite, sólo mío, mientras ignora que un árbol agoniza en la calzada. No piensa decirle a Hernán, el que se fue hace días, cuando el sol de fuego pedía lluvias que le lavaran la cara, y ella se quedó abrazada a su espanto. Es inútil huir de las tormentas.
Llueve sobre la ciudad. En aquel bar, a pocas cuadras, escenario de antiguos y recientes encuentros clandestinos, Carla y Hernán festejan, refugiados, la gloria de no esconderse nunca más. No es inútil refugiarse en la borrasca, se dicen con la mirada, ignorando que celebran el comienzo de ese amor tan mal nacido.
16 comentarios:
No vas a poder creer, cuando vine para aquí vine pensando "qué barroco que es Goliardo". Y - oh, sorpresa"- me encuentro con un tema y sus variaciones, como si de Bach se tratara. El "leit motiv" de la lluvia uniendo distintas circunstancias sincrónicas me fascinó. Me encanta el Barroco, siempre me encantó. Igual que ser primera en comentar.
Feliz fin de semana, amigo.
¡Flaca! Y vos no me vas a creer si te digo que me encanta que me digan barroco, es casi un piropo irresistible. Y para colmo, mi hijo Laucha, músico y piazzolliano de corazón y alma (que en homenaje a Piazzolla está componiendo el infierno, purgatorio y paraíso porteños), insiste acertadamente en que Piazzolla es barroco como pocos. Y sí, siglo de oro, trágico y genial. Es casi demasiado. Y hoy diluvió en Buenos Aires, y vos traés el sol desde Montevideo.
Un abrazo barroco, por lo grande y recargado.
¡Me ha encantado, Alejandro! Me ha parecido estar viendo una película hecha de fragmentos de vida, con el escenario de la ciudad de Buenos Aires de fondo, y la lluvia constante en primer plano. Una gozada y un lujo poder venir a leerte.
Te dejo un enorme abrazo.
Gracias, Bel. Ayer diluvió en Buenos Aires, y aunque yo vivo a 50kmts., en Pilar, estábamos en el área de la tormenta y acá también se hizo de noche y nos tapó la cortina de agua. Supe que estaba lloviendo allá y me vinieron estas imágenes fragmentadas de la tormenta en mi ciudad natal, con sus bocas de tormenta tapadas, las calles que se vuelven ríos, y los árboles añosos que caen y aplastan a algún auto. Y estos personajes perdidos en la lluvia. Me alegro de que lo hayas disfrutado, eres una exquisita lectora y sabes cuanto me honra. Y además, eres una muy querida amiga, ya te lo dije, indispensable: llegas y sale el sol, y cesa toda tormenta.
Un gran abrazo, cálido y de cielo despejado.
Ah, venía a decirte que me encantó, y que tu texto disparó una película en mi cabeza (en blanco y negro, además), y ahora veo que Bel comentó lo mismo...
Qué removedora que puede ser la lluvia...
Gracias, Andrea. Vengo de disfrutar entre risas de tu última entrada en tu blog, y todavía me dura.
Es lo que vos decís, la lluvia es removedora, y bastó que se desatara la tormenta para que se me despetaran las mismas imágenes que a vos. Sí, indudablemente es un película en blanco y negro, como lo es Buenos Aires, una ciudad en blanco y negro, y más cuando llueve.
Te mando un gran abrazo, desde esta República Occidental y Crestiana, canejo.
¿Qué te voy a comentar después del comentario de la Flaca?
Es así mismo.
Contrapunto nomás.
Es barroco por eso y es también barroco por la veladura de la lluvia.
Buenísimo.
Abrazo
Gracias, Santi, más piropos barrocos, y hoy no paso por la puerta de agrandado que voy a estar. No había pensado en el contrapunto.
Otro abrazo, por acá seguimos velando las armas.
Deliciosa Aguafuerte, en todos los sentidos de la palabra.
Lo que más me gusta es que es lisa y sin firuletes. (Pensar que La Flaca la ve barroca... y también lo es).
Un abrazo
Fernando
Es cierto, Fernando, después de titular "Acuarela", me dí cuenta de que en realidad era una Aguafuerte. Cosas que surgen cuando a 50 kmts de la ciudad que lo vio nacer a uno vemos que llueve. Ya lo señalaste vos en tu blog, aportando datos reales, y no ficiticios como los que se mencionan acá. Conociendo un poco el paño, las imágenes vienen solas, y salen simples y llanas, aunque cargadas de barroquismo porteño. Es inútil ser barroco en Buenos Aires.
Te doy la bienvenida a Goliardos en la ruta con el ritual de beber hasta el desmayo algún néctar espirituoso. En tu caso será con margaritas, tequilas y mezcales. Se trata de un rito de iniciación que hay que respetar, pero para que no te siientas sólo, te acompañamos. Un gran abrazo y ¡Salú!
Pues antes que nada amigo Goliardo, decirte que te sea leve ese encierro, aunque conociéndote, seguro disfrutas corrigiendo. Sé benevolente. Y dicho esto, y pasado el susto de que no te vas para siempre, te agradezco que nos lo digas porque yo soy de las que se preocupa por las ausencias.
Y como esa entrada me ha traído hasta aquí y me ha permitido leer "Acuarelas", te diré que lo primero que pensé cuando comencé mi lectura, fue lo emocionante que es tu blog. Una nunca sabe de qué tratará la siguiente entrada, cómo estará urdida, si será un relato o una historia o la mismísima Iliada y la Odisea, la cual tengo pendiente de releer en tu blog y así hasta que me sienta preparada para leerla. Ese día me acordaré de ti.
Para mi "Acuarelas", al contrario que para Andrea, tiene color. La he visto en colores, como si en un mismo edificio se representaran todas esas posibles historias que cada uno vive en un momento de la vida. Todos esos pensamientos que parece nos cambiarán la vida o son la mayor de nuestras preocupaciones, y sin embargo, mañana volverá a llover.
Un abrazo y gracias por asomarte desde tu ventana. Y ahora, a seguir trabajando.
ey brother, hasta en un poetico error fantastico, estamos de algun modo conectados, la frase no me lloren crezcan , es si no me equivoco de Miguel Angel Peralta, si si de Miguel Abuelo, es mas tengo una remera con su rostro y esa frase, obviamente remera que nunca use y es larga la anecdota de como llego a mis manos, Gato azul mediante. Chivediamo pronto .
Querida Carmen, entre otros, pensaba en vos al dejar el "cartelito", ya que son las peores semanas de trabajo del año, las de los exámenes finales. Por eso me autoimpuse esta pausa, y tal como lo adelanté, seguí con mis visitas, pero sin detenerme a responder, porque me entusiasmo (como ahora), y me distraigo de corregir, que en realidad es la parte que menos me gusta de mi trabajo, pero la más necesaria. Igualmente gracias, porque siempre estás, y tus vistas son una enorme alegría en medio de tanto caos laboral.
Se me ocurre, con respecto a esta Acuarela, que los rioplatenses vemos esta historia en blanco y negro, quizás porque Buenos Aires (no conozco tanto a Montevideo, pero creo que también) es una hermosa ciudad, pero en tonalidades de gris, de otoños e inviernos lluviosos (o de interminables garúas) y también a veces veranos y primaveras tormentosos. Cuando llueve, parece que la ciudad se viste de su tono más adecuado. De todos modos, tu mirada siempre tiñe de colores, y me agrada muchísimo que así sea.
Te contesto aquí la consulta que hiciste en nuestra Cofradía: según el diccionario de la RAE, zonzo quiere decir "Soso, insulso, insípido. /Tonto, simple, mentecato." Tu pregunta (para mi sorpresa) me revela que no es palabra en uso en España. Acá es bastante común, y quizás la manera más inocente y leve de descalificar a algo o a alguien. Por eso me quedo con ese matiz de ingenuidad, que no llega al insulto, y pone en primer plano la simpleza.
Un gran abrazo, querida amiga, mientras prometo seguir trabajando... en un ratito. Es que recrearme con amigos se me hace necesario e irresistible. Gracias por regalarme siempre tu aire fresco y tus colores.
Hermano Mike, tiene Ud razón, aunque aclaré que dudaba de la autoría. Hice la consulta via Internet (cosa que debí haber hecho primero, pero escribí apurado), y las páginas en las que aparecía la frase la atribuyen a Miguel Abuelo. De todos modos, una de las páginas aclara la razón de mi error: una pequeña pintada en el Abasto que alguna vez ví(a metros de donde empieza la "Acuarela" de abajo), con la cara de Gardel, y la reproducción de la frase. Error académico serio, pero que da la pauta de que hay frases que se hacen de todos, como tantas cosas del Abuelo, tu tocayo, a quien tuviste la suerte de tratar, que se hicieron patrimonio cultural y popular.
Igualmente, gracias por desasnarme.
Un abrazo ¡Buen día, día!
Este tipo de relato me encanta...es como estar acodado en la mesa de un bar, mirando como la gente le escapa a la tormenta, y mientras tanto, por abulia o por no terminar pensando en uno(intentando un análisis) terminamos creando historias desde lo que vemos o creemos ver en esas caras, gestos...es increible las historias que pueden surgir observando...
supongo que estas escenas suceden en un mismo tiempo, desde diferentes lugares. Me encantaron!
Que pena que tengamos que privarnos de tus relatos y poemas...volvé pronto!
Un abrazo inmenso
Gracias, querida Claudia, tus palabras siempre son lluvia, en esta sequía de palabras. En este caso estaba en casa, la tormenta me ubicó, quizás, en algún bar del recuerdo, adonde varias veces hice ese ejercicio que comentás. Es cierto, surgen tantas cosas de la observación...
Un abrazo inmenso.
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